jueves, 16 de octubre de 2025

Las tierras del Lapis Specularis. Segóbriga y el cristal mágico de Roma

                  

El espectacular Anfiteatro de Segóbriga, uno de los mejor conservados de España.

¿Sabes lo que es el Lapis Specularis? ¿Y el Yeso Selenítico? Pues en la Antigüedad Clásica este mineral casi transparente jugaba un papel muy importante en la economía de las ciudades. Esta ‘piedra’ transparente se usaba para crear grandes planchas que se convertían en grandes ventanas para templos, termas o palacios. Y lo más relevante de este material en teoría humilde es que es muy escaso y, por lo tanto, caro. La Alcarria es una comarca histórica que abarca buena parte de las provincias de Guadalajara y Cuenca (también parte de Madrid) creando una unidad marcada por los grandes encinares, las tierras cerealísticas y el olivar. Y en este contexto nos encontramos con los filones de Lapis Specularis que se concentran en la zona conquense de la región.


Osa de la Vega es un típico pueblo manchego. Casitas blancas en torno a una plazuela y una iglesia del siglo XV muy bonita de ver con trazas góticas y un retablo plateresco que bien merece una parada (Nuestra Señora de la Asunción). Eso es lo que se ve. Lo que no se ve es aún más importante. En pleno casco urbano se encuentra la entrada a la Mina de la Condenada (Calle del Agua, 4) una de las más de 20 minas que se han localizado en los límites del término municipal. Esta mina tuvo sus momentos de gloria entre los siglos II antes de Cristo y el IV de nuestra era.

El ‘espejuelo’ que se sacaba de estas tierras se diseminaba por todo el imperio cubriendo ventanas de basílicas, templos, termas y palacios. Aquí, en La Condenada, han montado un centro de interpretación que recorre la historia de la mina y del negocio del espejuelo. El derrumbe de la vida urbana tras el colapso de Roma destruyó el sistema de minas. En el caso de La Condenada la mina se usó como necrópolis en tiempos de los visigodos (también se ocultó aquí un tesorillo de monedas de oro visigodas).

Por la zona hay varias minas que pueden visitarse. Las más accesibles, junto a las de Osa de la Vega (La Condenada y La Vidriosa) son la Mina de la Mora Encantada en Torrejoncillo de Rey y las Cuevas de Sanabrio en Saceda de Río. En torno a las minas los restos romanos son numerosos: restos de caminos, tumbas (como el Mausoleo romano de Los Parrales -CM-2025 Huele-), villas, millarios… Las minas crearon un pequeño centro de romanización alejado de los principales focos de influencia romana en Hispania (el Valle del Guadalquivir; el entorno de Tarragona; la costa levantina…) en momentos tempranos de la conquista. El fuerte romano de El Pulpón.- La importancia económica de la comarca se pone de manifiesto con la presencia militar romana en el Fuerte del Pulpón (CUV-7031), una fortaleza del siglo II de 93 por 74 metros que sirvió para dar cobijo a las tropas que mantenían en orden en la comarca romana. La construcción es del famoso hormigón romano. Hecho para durar. Y según los que saben de estas cosas, el fuerte estuvo habitado entre los siglos II y IV de nuestra era, justo los años dorados de la explotación minera.

Segóbriga desde el foro. Esta cuidad controlaba una gran extensión de terreno marcado por la riqueza de recursos mineros.

La gran ciudad de la meseta meridional.- Y, por fin, Segóbriga. Esta antigua ciudad romana servía de ‘capital’ de la región minera y capitalizaba la administración y gestión del negocio del ‘espejuelo’ y todo lo relacionado con el mantenimiento de mineros (la inmensa mayoría esclavos). El origen de la ciudad es celtíbero (se han encontrado sepulcros del segundo milenio antes de nuestra era) pero fue con Roma cunado el modesto poblado fortificado se convierte en una ciudad con estatus de municipio, esto es, regido por ciudadanos romanos de pleno derecho. Hoy las excavaciones (que apenas cubren un 10% de lo que fue la urbe, nos muestra una ciudad monumental con anfiteatro, teatro, circo, termas monumentales, restos de un acueducto (a las afueras), murallas…

Detalle de uno de los edificios romanos de Segóbriga.

La Segóbriga romana muestra un nivel de sofisticación propio de las grandes ciudades de la época, lo que muestra el nivel de sus élites (enriquecidas gracias al negocio minero). En el centro de interpretación del Parque Arqueológico puedes ver valiosos restos rescatados del olvido de los siglos que te ayudarán a comprender el espacio: las ruinas que se abrazan al perímetro de murallas encierran un espacio de casi 10,5 hectáreas que pudo albergar a unos 5.000 vecinos y vecinas (nada desdeñable en aquella época). Aquí puedes ver uno de los anfiteatros mejor conservados de la Península Ibérica (con una capacidad de hasta 6.000 espectadores) y también un teatro en muy buen estado y otras construcciones monumentales. Los buenos tiempos de Segóbriga acabaron con la caída del Imperio. Aunque una basílica visigoda demuestra que aquí siguió viviendo la gente hasta tiempos de la invasión musulmana, que marca el final de todo y el desplazamiento de la gente hacia la actual Uclés.

Monasterio de Uclés sobre las murallas medievales de la villa. Este lugar fue una de las cabeceras de la Orden de Santiago.

De propina las maravillas de Uclés.- Si vienes por estos pagos no dejes de pasar por el pueblo medieval de Uclés. El principal atractivo de este lugar es su famoso Monasterio de Uclés (El Castillo, sn), un cenobio vinculado a la Orden de Santiago que se erige como uno de los mejores ejemplos de arquitectura renacentista plateresca de toda la Península Ibérica (su claustro es de los más bellos en su estilo). A lo largo de los siglos el monasterio añadió a su traza original ampliaciones y añadidos que van desde ese plateresco original al barroco. Al lugar lo llaman, con justicia, como El Escorial de La mancha.

Pueblo blanco. Edificio del Ayuntamiento de Uclés.

Uclés es una villa monumental que por sí sola merece la visita. El monasterio, sin ir más lejos, se aúpa sobre los muros de una fortaleza medieval del siglo XII y en el pueblo hay varios puntos de interés como puertas monumentales, los restos de la muralla, algunas casas solariegas (destacan las de Los Torres -Isabel I de Castilla, 11- y la de Los Pareja -Plaza del Conde Cedillo, 4-) y la Iglesia de Santa María (Pelayo Quintero, sn), de estilo herreriano y coetánea a las obras del monasterio que sorprende por su interior frente a la sencillez de su fachada. Comer en la Posada de Perico (Pelayo Quintero, 4).- Una delicia. Menús abundantes de platos tradicionales a muy buen precio. Especialidades manchegas riquísimas como el bacalao al ajoarriero o el pisto de calabacín. Precio medio por persona: 20 euros.

Fotos bajo Licencia CC: Jacinta Lluc Valero; Sergio Geijo; Pablo Cabezos; David Miraut

Fuente: eldiario.es

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