jueves, 11 de julio de 2024

TORREJONCILLO DEL REY REAVIVA SU PATRIMONIO (Por Miguel Romero)

 

                       Chozo de Murie. Foto: Carlos Cuenca


Sin duda, los pueblos que tienen espíritu inquieto, mejor dicho, los habitantes de un pueblo que provocan sinergias para mejorar su estatus de vida, siendo pocos, son realmente dignos de alabar y ejemplos a seguir.
Uno de ellos es Torrejoncillo del Rey. Si hiciésemos semblanza de este lugar, tendríamos que remontarnos a tiempos muy lejanos, allá por el siglo XIII y si aún quisiéramos llegar más a su primer origen, unos cuántos siglos más atrás. Sin embargo, su topónimo es fácil de descifrar, pues Torrejoncillo viene de “pequeño torrejón” y la definición del vocablo nos llega a una torre –tal vez defensiva- que aquí levantada potenciaría alguna intención de poder; y el segundo apelativo “del Rey” nos indica claramente que su dependencia, dejó de ser señorial, para acabar bajo el marco legal de la realeza y así evitar los pagos que las dependencias señoriales obligaban.
Pero ahora nos toca, divulgar una actividad que el Instituto de Estudios conquenses (IDEC) para las Humanidades y el Patrimonio, ha organizado en este lugar, gracias al apoyo de su Ayuntamiento, encabezado por la alcaldesa Piedad Balsalobre Saiz, al presidente de la hermandad del Santísimo Carlos Cuenca, y a la Fundación Global Caja, teniendo en cuenta que este lugar  tiene un alto sentido del mantenimiento de sus tradiciones como ese alma del pueblo.
San Blas, San Antón, la Subida y Bajada de la Virgen de Urbanos, desde su ermita, la iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos de Villar del Águila, una de sus pedanías, la mina de la Cueva de la Mora, icono del lapis especularis en la provincia, ese yeso translúcido que sirviese al mundo romano de elemento clave en sus construcciones hasta el descubrimiento del vidrio.


Pero Torrejoncillo es lugar de religión y lo es porque en su historia mucho tuvo que ver. La Asunción de Nuestra Señora como advocación de su parroquial ha tenido un largo recorrido en construcción y sentimiento. Sobre el mismo pedestal, tres iglesias se fueron alternando. La primera, original en su traza, debió de ser románica por nacer en tiempos de repoblación cristiana, no más tarde del siglo XIII posiblemente; luego, en el mismo lugar, otra iglesia se levantó sobre la primera, esa misma que los Visitadores del siglo XVI anotan como una iglesia sólida a mitad de camino, pues le faltan las bóvedas, pero tiene altares, capilla y retablo de cierto valor. La torre es bastante buena.
Está claro que en la construcción de la nueva se pretendió seguir criterio de funcionalidad dentro de la sencillez y líneas modernas. Salón cuadrilátero con techo raso que se comunica con otra nave, también cuadrilátera, más reducida en altura y superficie. Esta última da a la entada principal con pequeño porche. Tiene iluminación lateral por el testero del mediodía.
La portada de la iglesia anterior tiene un arco apuntado y abocinado con arquivoltas y jambas decoradas con hornacinas, dos a cada lado, impostas resaltadas con decoración de bolas. Arco canapel con el intradós decorado también con bolas. En la clave el escudo episcopal.
Aquella ermita de Santa Ana, ahora casi hundida del todo, se encuentra situada dentro del cementerio, como huella de lo que pudo ser.
La ermita de la Soledad construida en fábrica de mampostería con sillares en las esquinas. Está desproporcionada en su traza, sobre todo, entre la longitud y la altura. Tiene una puerta adintelada y sobre ella un hueco cuadrado enmarcado por sillares.
Es de una sola nave dividida en tres tramos con bóveda de lunetos. Los contrafuertes interiores forman capillas, tres a cada lado, de poca profundidad, cubiertas con bóvedas de cañón. En el ábside así como en el camarín, bóveda de media naranja sobre pechinas.
Y nos queda la famosa ermita de Urbanos, con ese doble espacio porticado, por el norte y al mediodía. Su portada de arco de medio punto con una puerta adintelada y sobre ella, ese frontón semicircular que se remata en campanil de un solo hueco.
En el interior, un retablo que simula lo que quedó del anterior, siendo barroco, le falta el dorado que en su momento le di tanto realce, dentro de la parroquial. Tiene relieves de rocalla.
Casi olvidadas, aquellas otras ermitas perdidas en la historia: la de Santa Ana, ya dicha, la de Nuestra Señora de la Salud, San Roque, San Sebastián, llamada de los Santos, y la de Nuestra Señora de los Dolores.
Pero atrás queda una huella arquitectónica marcada por los tiempos de mayor florecimiento: el convento de los franciscanos, dedicado al Santo Ángel, y que ahora es propiedad privada. Levantado en el siglo XVII, mantuvo su preponderancia a lo largo de dos siglos y ejerció ese potestativo derecho para que la comunidad de fieles de este lugar, tuviera siempre un reconocido emblema con sus cofradías del Santísimo, el Nombre de Jesús, San José, Veracruz, Rosario, Santa Catalina y Pastores.
Sin duda, una riqueza documental que me ha facilitado ese Catálogo Monumental de la Diócesis, elaborado en el 1987 por excelentes investigadores y que la Diputación provincial sacó publicada.
Allí, en Torrejoncillo del Rey, es donde se desarrollará estas Jornadas, este próximo sábado, y se hará con el criterio de un Instituto de Estudios conquenses que pretende divulgar la riqueza y las tradiciones de cada lugar; por eso Almonacid Clavería, Cabañas Alamán, Rodríguez Zapata, Clemente Gómez, Rodríguez Laguía y Guadalajara Guadalajara, serán los encargados de ofrecer al público asistente, parte de su formación intelectual en breves ponencias que podrán ser después completadas en una publicación posterior.
Una comida de hermandad y una visita a la mina de Lapis Especularis, la Mora Encantada, servirá de colofón a una intensa jornada que hace de esta Asociación, ser el colectivo puntero dentro de nuestra provincia afrontando actividades que puedan dar a conocer valiosos elementos patrimoniales y desarrollar esa parte que exige un turismo de calidad, turismo rural, pero turismo cultural para potenciar el progreso.
Actividad abierta a todo el público interesado, que podrán acompañarnos en su Centro Cultural a lo largo de toda una jornada completa para este sábado próximo.
Y es que este lugar, es bastante significativo en muchas de sus razones –sean históricas, religiosas, orográficas o costumbristas-, si nos atenemos a la rica variedad de elementos naturales que alberga su término, al exclusivismo de sus chozos, sus yeserías, sus manantiales y sus propuestas alternativas en yacimientos históricos y mineralógicos.
Pero las circunstancias obligarían a su derribo, hasta llegar a 1959, momento en que La Junta Nacional de Reconstrucción de templos decide  apoyar la nueva reconstrucción y se expresa de la siguiente manera: “Estilo del Priorato de Uclés, de transición.  En un muro la fecha de 1643. De tres naves separadas por grandes y airosas columna cilíndricas, una de las cuales se derrumbó en 1960, de improviso, descubriéndose que los sillares ocupaban solo el exterior siendo de escombros el interior. Buena portada. Retablo de piedra con hornacinas en el frontis del coro”.


Fuente: eldiadigital.es

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