En los inicios del siglo pasado (1914 y 1912) y de clase (1933), sociedades católicas de socorros mutuos (1909), o comités republicanos (1918) como ahora veremos; o pionero en la sanidad, con la introducción de la vacuna de la viruela en Torrejoncillo del Rey, ¡en 1803!, a iniciativa del párroco Dº Juan Bautista Marín y los vecinos Dº Juan Joseph Valsalobre y Dº Ángel Fernández, conocedores de su invento y primera inoculación en Inglaterra tan sólo cinco años antes, en 1798: me remito también a mis artículos Sindicatos agrícolas en Torrejoncillo del Rey, escrito en julio de 2015, y Pandemias en Torrejoncillo del Rey durante el siglo XIX, de 2020.
Extraigo aquí, en este relato de curiosidades publicadas en el boletín oficial, y como muestra de la condición benefactora del pueblo, dos anuncios del Ayuntamiento Constitucional del pueblo de 1861 y 1867, que manifiestan la generosidad del municipio con dotaciones económicas para la asistencia a las familias pobres de la localidad, 53 y 70 familias, respectivamente.
Extracto de la Gaceta de Madrid de 7 de mayo de 1861
Extracto de la Gaceta de Madrid de 12 de enero de 1868
O esta otra publicación, donde se muestra la colaboración económica de Torrejoncillo para paliar la gran tragedia que fue el devastador terremoto en Manila de junio de 1863, capital de la provincia española en ultramar de Filipinas, hasta el “desastre” del 98 -y que pasaría por abandono tras la guerra a las manos de los filibusteros estadounidenses, hasta la independencia total del país en 1934-, siendo Capitán General Dº Rafael Echagüe y Bermingham, conde de Serrallo. Sobre este dramático suceso, el Gobernador de Filipinas, grande de España, laureado con la Cruz de San Fernando, y Grande Oficial de la Legión de Honor francesa, escribiría en su hoja de servicios: “El memorable terremoto que, destruyendo en su mayor parte la capital de las Islas Filipinas, arruinó en su totalidad los edificios públicos, así los templos como los cuarteles y distintos establecimientos, quedando centenares de cadáveres sepultados entre los escombros”.
El terremoto, de gran impacto en la Península por la dimensión de los daños causados, entre otros materiales, además de las pérdidas humana de compatriotas filipinos, provocó el hundimiento de la Catedral de Manila y con él la muerte de los miembros del cabildo, que fallecieron mientras oficiaban las vísperas del Corpus Christi[1], animando a la población española de muchas localidades, impresionados por tal desastre, a colaborar económicamente. Torrejoncillo del Rey participó con la importante cantidad, recolectada entre las familias del pueblo, de 285 reales y 50 céntimos, cantidad nada baladí, comparada con las suscripciones de otros pueblos y ciudades de España, con un monto total de la colecta nacional para aliviar las desgracias causadas por el terremoto de Manila, de 192.504,5 reales[2]
Extracto de la Gaceta de Madrid de 8 de julio de 1864
También he comentado la condición de pueblo avanzado, en este caso en el siempre terreno cenagoso de la política, hoy podríamos decir que “progresista”, y vemos como en este anuncio en la Gazeta de octubre de 1840, Torrejoncillo del Rey muestra su adhesión, al pronunciamiento revolucionario del 1º de septiembre de Baldomero Espartero, cuando el general espadón asume la regencia del reinado de Isabel II, enviando al exilio a la madre de la reina niña, S. M. Dª Cristina de Borbón; mismo destino que dos años después, tomaría el Príncipe de Vergara, el que sería para muchos “el salvador de España”.
Extracto de la Gaceta de Madrid de 8 de octubre de 1840
Durante este Trienio Esparterista (1840-1843), surge en España el republicanismo, con movimientos políticos afines, y que se acentúa con el considerable número de diarios democráticos y republicanos y sus discursos en esta prensa, con términos como democracia, república y federación. No tengo la capacidad, ni el conocimiento, para determinar de qué manera este movimiento republicano de adhesión al pronunciamiento de Espartero pudo evolucionar en Torrejoncillo del Rey, pero lo que sí parece evidente es que nuestro pueblo contó con un importante republicanismo, abortado tras la guerra civil (1936-1939).
Tras el golpe revolucionario de 1917 en España (anticipo de la república de 1931) por los movimientos obreristas, republicanos, catalanistas, y “junteros”, se puso en jaque la monarquía liberal, apuntillando la Restauración, con la clásica alternancia democrática de los dos grandes partidos, el liberal y el conservador, en la que se sustentaba el sistema de monarquía parlamentaria, y a pesar que los partidos de estos grupos revolucionarios y republicanos hasta entonces estaban en retroceso; a partir de estos movimientos rupturistas, infructuosos tras los sucesivos golpes entre 1917 y 1918 pero claramente desestabilizadores del sistema, digo, los partidos republicanos proliferan en toda España, incluido en Torrejoncillo del Rey, una vez más, muy prontamente en este pueblo.
Y prueba de ello, es esta noticia que aparece publicada el dos de enero de 1919, en El Eco, semanario republicano de propaganda e información, donde descubrí que mi bisabuelo, Gregorio Cuenca, carpintero, padre de los ocho hijos que le dio la abuela Sandalia Jiménez[3], formó parte del Primer Comité Local de Federación Republicana de Torrejoncillo del Rey, constituido el 26 de noviembre de 1918, nombrado como Presidente honorífico Alejandro
Lerroux, y siendo el Presidente efectivo, Dº Julián Balsalobre y Blas. Tan sólo había pasado
un año del golpe revolucionario de 1917, y tras las elecciones de febrero de 1918 en Torrejoncillo del Rey se abría paso de nuevo el republicanismo entre los clásicos y tradicionales partidos de liberales y conservadores.
Muchos de los apellidos de los constituyentes del Comité Republicano de 1918 en Torrejoncillo del Rey, aun hoy, nos resultarán familiares, muy cercanos, cuando no parientes, como en mi caso. Llama la atención que todos los componentes del Comité son “industriales”, profesionales liberales, lo que antiguamente podría considerarse como “burgueses”, hoy, clase media más o menos acomodada, e intuyo que con un cierto nivel intelectual y, muchos, con inquietudes políticas. A la vista está, y en verdad, como en la mayoría de los grupos que conformaban estos movimientos progresistas de primeros de siglo en el resto de España.
Recorte del periódico El Eco, semanario republicano de propaganda e información. 1919
Después de esta exposición genealógica de mi línea paterna, y para finalizar esta escasa muestra sin orden ni concierto de anuncios breves sobre Torrejoncillo del Rey, en este caso sobre otro tipo de obras y actuaciones más terrenales, nos detenemos en esta noticia de la Diputación Provincial de Cuenca, del 20 de marzo de 1884, sobre la subasta para el arreglo de la carretera de Naharros a Torrejoncillo del Rey, actual CM-2156; de antiguo la carretera nº 2 de la provincia, desde Castillejo del Romeral a Socuéllamos, pasando por nuestro pueblo.
Extracto de la Gaceta de Madrid de 20 de marzo de 1884
La obra de reparación se ejecutaría en dos mitades, la primera desde Naharros, es decir desde la actual Nacional 400, hasta el paraje de San Fidel, en concreto a la altura de la Fuente de Sauco, más o menos hasta el kilómetro cuatro y medio en la actual carretera de CLM. Y una segunda fase hasta el mismo Torrejoncillo, hasta la “Fuente de Arriba”-desconozco de qué fuente se trata, y cuál sería su ubicación-, completándose así el Plan de Provincial de Carreteras de Cuenca de 1880, para este tramo, de la carretera denominada nº 2, que enlazaba al pueblo con la capital y con Priego en la Alcarria, y con la Mancha, al sur.
Recorte del Mapa Itinerario, Estadístico, Eclesiástico y Postal de la provincia de Cuenca. 1885. Autor, Dº Ramón Domínguez y A.
Sólo resaltar, que tal y como se encuentra actualmente el estado de esta carretera, bien podría hacernos pensar que ésta, la obra de 1884, fuese la última acometida para su reparación y refuerzo de su firme. Nuestro paisano y amigo Pedro Briones, mi cartógrafo de cabecera, me proporciona del IGNE, un Mapa itinerario, estadístico, eclesiástico y postal de la provincia de Cuenca y su Obispado, de 1885, elaborado por Dº Ramón Domínguez y Alonso, “dedicado -por el autor- a la Excma. Diputación Provincial en prueba de respetuosa consideración y a Dº. Miguel Díaz Palencia en testimonio de sincera gratitud”, donde no sólo seguimos el trazado de esta antigua carretera nº 2, sino que también refleja en la leyenda de este mapa otra mejora anterior al tramo citado, en este caso el arreglo desde Torrejoncillo del Rey a Palomares del Campo, llevada a cabo en 1883, dentro del Plan de Carreteras citado. Pueblos que contaban con 1.757 y 1.349 habitantes, respectivamente, a finales del siglo XIX, como observamos en el mapa. Junto con Carrascosa del Campo (1.739 hab.), las villas más importantes del partido judicial, con Huete a la cabeza, y sus 2.853 hab.
Detalle de la leyenda del Mapa Itinerario, Estadístico, Eclesiástico.
[1] El cabildo eclesiástico de Manila. Entre el Patronato y la defensa de los derechos del clero secular de Filipinas (17971872). Roberto Blanco Andrés.
[2] El terremoto de Manila de 1863. Medidas políticas y económicas. Susana Mª Rodríguez Martín
[3] Gregorio, guardia civil, superviviente del Alcázar de Toledo; la tía Victoria, casada en segundas nupcias con Felipe Isidro, también “republicano” de 1ª hora, como ahora comprobaremos, correligionario junto a mi bisabuelo; mi abuelo Sebastián, carpintero de la EMT, y casado con la abuela Dolores, hermana de Villajos; Pedro, Periquín, casado en Palomares del Campo; Dolores e Ignacio, que murieron tempranamente; la tía Benita, casada con el tío Cruz, Repollo; y por último el tío Rafael, también carpintero, emigrado a Barcelona, pero antes alcalde de Torrejoncillo del Rey entre los años de 1957 a 1962; todos ya fallecidos, q. e. p. dd.
No hay comentarios:
Publicar un comentario