Los grupos de acción local CEDER Alcarria Conquense y ADI El Záncara promueven el expediente para los complejos mineros de época romana
Las minas de ‘lapis specularis’ de Cuenca buscan la declaración de Bien de Interés Cultural
Los grupos de acción local CEDER Alcarria Conquense y ADI El Záncara, a través de un proyecto de la Unión Europea, trabajan en la actualidad en la elaboración del expediente para solicitar la declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) para algunos de los complejos y minas de lapis specularis de la provincia de Cuenca. En concreto se estudia esta figura de protección para la mina Pozolacueva de Torralba, Cuevas de Sanabrio de Saceda del Río (Huete), La Mora Encantada en Torrejoncillo del Rey, La Condenada de Osa de la Vega y los complejos de Alconchel de la Estrella y Belmonte-Villaescusa de Haro.
Los trabajos de investigación, documentación y elaboración del expediente corren a cargo de los arqueólogos y directores del proyecto de Minas de Lapis Specularis María José Bernárdez y Juan Carlos Guisado di Monti con quien hemos charlado en Hoy por Hoy Cuenca.
Hay una franja de terreno de yesares, o blancares como les dicen por aquí, que recorre la zona más occidental de la provincia de Cuenca de sur a norte, 150 kilómetros desde San Clemente hasta La Frontera, desde la Mancha a las puertas de la Serranía. Bajo esas tierras blancas se esconde el lapis specularis, el espejuelo, mineral de yeso cristalizado que se extrae en láminas casi transparentes y que los romanos, hace dos mil años, utilizaban para cubrir sus ventanas. El cristal de los romanos.
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Minas como estas se localizaban en otros lugares del imperio, en la misma península ibérica en Almería, también en la región de Bolonia-Ravena de Italia, o en Sicilia, en la Capadocia turca, en Chipre y en Túnez. Olvidadas durante siglos, en las últimas décadas se ha trabajado en su recuperación para su estudio y aprovechamiento turístico.
En la provincia de Cuenca se han rehabilitado varias y ahora se persigue una figura de protección como el BIC a través de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha que es quien tiene que resolverlo.
Las minas de Torrejoncillo del Rey, Saceda del Río y Osa de la Vega reciben decenas de turistas cada temporada tras su rehabilitación. Otros complejos mineros como los de Alconchel o Belmonte-Villaescusa de Haro, no explotados turísticamente, “son zonas de minados romanos muy interesantes con unos derrumbes que permiten ver seccionadas las galerías algo que aporta mucho al conocimiento de la minería romana del lapis specularis”, explica Guisado. “En Alconchel, por ejemplo, está ubicado cerca del yacimiento del cerro de la Virgen de la Cuesta donde ya existía un asentamiento romano que explotaba estas minas”.
De cara a presentar el expediente para la declaración de BIC, Guisado explica que “este año acabamos el trabajo de documentación para el que hemos aprovechado mucho de lo realizado anteriormente como topografías, publicaciones a nivel didáctico y científico, y en el plan de trabajo elaborado, este año se acabaría el expediente para presentarlo. Después depende ya de la Junta de Comunidades su resolución”.
¿Por qué es importante una declaración como BIC? Guisado destaca que en otros lugares con minas de lapis “nos llevan bastante ventaja”. “En Italia, estas minas, que son de menor calidad, están ya registradas como candidatas a Patrimonio de la Humanidad. En Almería ya están declaradas BIC siendo de una línea más baja que el gran centro neurálgico que surtía de cristales de lapis a todo el mundo que es el que tenemos en Castilla-La Mancha y especialmente en Cuenca”.
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