El incendio declarado poco después de las 12.00 horas del mediodía de este domingo quedó extinguido en poco más de una hora gracias a la gran movilización de los agricultores de la zona que propiciaron que cuando llegaron los medios oficiales apenas tuvieran que intervenir para sofocar las llamas
La información del sistema Fidias de Castilla-La Mancha recoge que este domingo se producía un incendio de origen agrícola en el término de Villares del Saz en el que han intervenido dos medios aéreos y más de una treintena de efectivos.
Pero más allá de la información oficial lo cierto es que ha sido gracias al trabajo de los propios agricultores, arriesgando su maquinaria y a ellos, mismos los que han evitado que el viento, que soplaba con intensidad, provocara un incendio mucho mayor.
A pesar de ser el término municipal de Villares del Saz, la población más cercana es la de Villarejo Periesteban donde los vecinos acaban de salir de misa cuando las campanas de la iglesia atronaron con furia alertando de que algo iba mal.
Pocos minutos después la columna de humo se veía desde las casas del pueblo y cerca de un centenar de personas se presentaban en el lugar para comenzar una dura batalla contra las llamas.
Una docena de tractores se afanaban para trazar cortafuegos a través de los cultivos de cebada aún sin segar por donde las llamas se extendían con rapidez. Al mismo tiempo, armados con palas, ramas y extintores decenas de personas a pie se distribuían en los diversos frentes intentando que las llamas no se propagasen por el monte cercano.
Al momento otro de los vecinos llegaba con una cuba de agua para
refrescar la zona y terminar de apagar los diversos frentes en los que
también estaban trabajando ya agentes medio ambientales y del Infocam. En primera línea de fuego estábamos trabajando tan absortos que
apenas teníamos tiempo de reaccionar cuando un avión realizaba una
descarga de agua para ayudar a rematar la faena.
A lo lejos llegaba un helicóptero del que bajó un batallón de
trabajadores del dispositivo d incendios que en unos pocos minutos
comprobaron que ya estaba todo controlado y volvieron a ser recogidos
por el helicóptero. Un trabajo de cientos de personas, de un colectivo, que con demasiada
frecuencia queda desapercibido, oculto tras la gran labor que realizan
los profesionales, pero gracia a la cual su trabajo es más sencillo.
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