Los informes entregados por el Consejo de Seguridad Nuclear
(CSN) a Transparencia Internacional reflejan dudas sobre la bondad de la
ubicación del almacén de residuos nucleares de Villar de Cañas, y
proponen una panoplia de soluciones para sortear las dificultades
detectadas por el organismo regulador. La difusión de los
documentos, enviados a dicha ONG y publicados en la web del CSN en la
pestaña “transparencia”, se deriva de una resolución del Consejo de
Transparencia y Buen Gobierno (organismo público independiente).
De hecho, en su respuesta, el CSN considera “fundamental que
reciba el conjunto de documentos técnicos que justifican la propuesta de
dictamen técnico” que fue aprobada por el pleno del CSN en su reunión de 27 de julio de 2015. Por
ello entrega 4 informes más de los exigidos para una correcta
comprensión del dictamen técnico. Dicha decisión técnica recoge
limitaciones del terreno del ATC de Villar de Cañas y las condiciones
y soluciones de ingeniería que se tendrían que imponer a la
construcción de dicha instalación para que los requisitos de seguridad
nuclear y protección radiológica se cumpliesen según los mejores estándares de seguridad.
En estos informes se concluye con carácter general que los
terrenos son aptos para albergar el futuro ATC de residuos atómicos
español, pese a que se plantean algunas dudas existentes en materia de
la composición profunda de los terrenos o la posible existencia de
fallas tectónicas desconocidas porque faltan datos de geología y
geomorfología. Esta falta de datos en los estudios que dan
lugar a “incertidumbres en aspectos relevantes que sirven de base a
otras áreas de conocimiento, como geoquímica, sismicidad, hidrogeología y
geotecnia”. Así consta en dos informes, uno de la Universidad de Cantabria y otro de la empresa estadounidense URS, que han sido tenidos en cuenta por el CSN en la evaluación del emplazamiento de Villar de Cañas.
Así, un informe de la Universidad de Cantabria subraya que
“la capacidad portante del terreno es elevada y su deformabilidad ante
la aplicación de cargas es reducida”, por lo que la ubicación es
“idónea” para construir el ATC. El informe añade que hay que prestar
“especial atención” a los detalles constructivos: no hacer
sondeos excesivamente profundos si no son indispensables; cementar los
sondeos en cuanto sea posible, no recurrir a voladuras para la
excavación y cuidar el control del flujo de agua. En todo caso, los
ingenieros no han detectado huecos de disolución de yesos y valoran ese
hecho como “factor positivo”, por lo que ve la solución de diseño
envolvente como una precaución adicional.
Asimismo, se concluye que los ensayos realizados sobre el
potencial expansivo del terreno son correctos y adecuados y que los
ensayos de inundación bajo carga son “especialmente representativos del
proceso”. Los expertos de la Escuela de Ingeniería de Caminos, Canales y
Puertos valoran como un aspecto “muy positivo” la no presencia de
anhidrita. En cambio, reconoce que los terrenos plantean
“problemas derivados de la expansividad o de la disolución de yesos”,
aunque propone como la solución “más eficaz” la elección de soluciones
estructurales, geotécnicas y constructivas para reducir el riesgo de
modificación de los regímenes existentes de tensiones y de flujo de
agua. “Las soluciones de cimentación superficial mediante losas rígidas
son muy adecuadas”, aconseja.
Las soluciones contrarrestan los inconvenientes
Otro de los documentos, firmado por técnicos del área de ciencias de
la tierra del CSN, concluye que no se puede afirmar que el terreno sea
idóneo debido a características “desfavorables” como la presencia de
materiales yesíferos y arcillas en contacto con el agua. Para
autorizar la obra, cree necesario medidas compensatorias que minimicen
la posibilidad de acceso de agua al subsuelo, limitando la activación de
fenómenos de disolución y expansividad durante la excavación,
construcción y operación. También exige, entre otras cuestiones, un plan
de vigilancia del terreno con finalidad geotécnica e hidrogeológica, que verifique la eficacia de estas medidas.
Otro informe de evaluación del área de ingeniería mecánica del CSN
determina que es aceptable la solución estructural de Enresa para
afrontar los posibles riesgos (carácter expansivo de las arcillas y la
activación de disolución de yesos). No obstante, pide a Enresa
un análisis en detalle de todas sus actividades y un constante control
para poder identificar la aparición de procesos de hinchamientos del
terreno o de disolución de yesos.
Otro de los informes entregados, elaborado por la ingeniería URS España, con fecha de 29 de julio de 2015, afirma
que en los trabajos de Enresa faltan datos o se minusvaloran riesgos.
Se dispone de información “insuficiente” sobre la red de fracturación
del subsuelo o la posible presencia de rellenos kársticos en profundidad
y bajo el río Záncara. En todo caso, URS valora que hay ausencia de
tectónica reciente tanto en el emplazamiento como en el
entorno, pero subraya que no se puede afirmar que no hay fallas activas
en el entorno inmediato y se muestra en desacuerdo con Enresa sobre el
riesgo de un seísmo, ya que en su opinión “no es descartable” un
terremoto de 5,5 de magnitud.
Tampoco comparte los impactos que Enresa prevé en cuanto a la disolución de minerales en el subsuelo por las aguas subterráneas.
Según la estatal, el agua subterránea está en equilibrio con el medio
rocoso por lo que los procesos de disolución derivados de la interacción
agua roca no pueden generar riesgo de “subsidiencia apreciable”,
afirmación que la consultora no comparte.
En cuanto a la inundabilidad, este informe de evaluación no
plantea problemas relevantes y coincide en que los cálculos de Enresa
son adecuados y “suficientes para asegurar la idoneidad del
emplazamiento frente al riesgo de inundación”. La conclusión es que los
terrenos seleccionados están “claramente considerados a salvo de
inundaciones“. Respecto al estudio hidrogeológico presentado
por Enresa en 2012 estima que “carece del nivel de detalle necesario
para dar respuesta a un esquema conceptual de funcionamiento
hidrogeológico lo suficientemente sólido que permita elaborar un modelo
matemático que simule adecuadamente flujo subterráneo en el medio y
pueda emplearse como herramienta predictiva”.
De hecho, en materia de hidroquímica, la evaluación de URS advierte
de que aunque las aguas saturadas en yeso no tienen en principio
capacidad de disolución de este mineral, es probable que en el subsuelo
se produzcan, de acuerdo con las simulaciones presentadas, la disolución
de otros minerales, con “potenciales efectos sobre las características
geotécnicas”. Los extensos informes difundidos han formado parte
del proceso de decisión en la evaluación del CSN sobre el emplazamiento
elegido por el Gobierno el 30 de diciembre de 2011 para albergar el ATC
en España.
Fuente:http://www.energiadiario.com/
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