miércoles, 27 de mayo de 2020

Poesías a la Virgen de Urbanos. 20

No puedo evitar, Madre,
cuando entro en tu ermita,
recordar como eran las flores
cuando era pequeñita.

Hace más de veinte años
de mi primera poesía
y todavía la recuerdo
con cariño y alegría.

Era pequeña, Madre,
y todavía no entendía,
lo que mis padres decían,
¡qué era esto de la vida!

Al postrarme ante Tí
y mantener Tú mirada,
me siento pequeña y pienso
que ves más que mi fachada.

Desde la luz que te ilumina,
hasta el olor de tus flores
despiertan en mí, Madre mía,
multitud de emociones.

Los años van pasando,
y falta ya tanta gente,
qué sólo te pido, Madre,
que me hagas más valiente.

Salud para los míos
¡y para toda la gente!

Autor: Mª José Valls Moreno.

No hay comentarios:

Publicar un comentario