martes, 25 de marzo de 2014

Julián Romero

Ya que hace unos días os pusimos una magnífica calle de Cuenca decicada a nuestro paisano Julián Romero, hoy os vamos a poner sus hazañas y obras.


Julián Romero de Ibarrola (Torrejoncillo del Rey, 1518 - Cremona, 1577) fue un militar español del siglo XVI; consiguió ser uno de los pocos que, siendo de origen humilde y empezando como soldado, alcanzó el grado de maestre de campo.
Pocas noticias hay de su infancia y de sus primeros años, excepto que se sabe que nació en Torrejoncillo del Rey, que vivió después en Huélamo (Cuenca) y que en 1534 (fecha de la creación de los tercios) y hasta 1543 con tan solo dieciséis años se encuentra en los tercios de Flandes como mochilero y mozo de tambor, pues el emperador Carlos V los tenía destinados allí debido al peligro de la herejía protestante. En aquellos momentos, Enrique VIII es aliado del monarca español y está en conflicto con los rebeldes escoceses ,por lo que el emperador envía a sus tercios en su ayuda en el año de 1545. Entre estos va Julián Romero, que en esos momentos es capitán o sargento mayor, y manda un regimiento. Tras su destacada acción en la batalla de Pinkie, el monarca inglés le eleva al cargo de maestre de campo y lo nombra sir y banneret, es decir, que era caballero gracias a sus méritos militares en el combate. Con la conversión de Enrique VIII al protestantismo, los españoles dejan las islas británicas y Julián Romero vuelve a su destino en Flandes alegando que no quiere servir a herejes.
Su siguiente acción ocurre ya en el reinado de Felipe II, destacándose en la famosa batalla de batalla de San Quintín. Luego de dicha batalla, en la que está presente el monarca español, le nombra maestre de campo de infantería española y caballero de la Orden de Santiago. Lo volvemos a encontrar en Gravelinas con una compañía de arcabuceros.
Junto al también famoso militar Sancho de Londoño, dirige las fuerzas españolas que vencen en Gemmingen (1551), pese a que los españoles se encuentran en inferioridad numérica frente a los franceses, pues el duque de Alba ordenó adelantar a Sancho de Londoño y a Julián Romero con 500 arcabuceros y 300 mosqueteros topándose con el grueso de las tropas francesas, que los superaban en demasía, pidieron entonces ayuda al duque de Alba, pero éste desoyó las súplicas y los dejó a su merced. Los dos maestres vencieron.
Tres años más tarde, en 1554, fue sitiado en Dinant por el condestable de Francia. Julián Romero salió a parlamentar con él y cayó en una trampa: los franceses habían hecho una capitulación falsa y la enseñaron al pueblo y a la tropa española de Dinant, mientras Romero era entretenido y hecho prisionero por los franceses. Julián Romero fue enviado a una prisión en Fontainebleau, donde fue bien tratado. Allí, tuvo un duelo con un caballero español que lo trató de cobarde y traidor, Julián venció.
En 1565 es enviado a Sicilia (Italia), donde manda una mísera compañía del Tercio Viejo de Sicilia en Siracusa, pero el duque de Alba lo nombra maestre de campo del tercio y acompañan al Duque de Alba, cuando éste atraviesa los Alpes por el llamado Camino español para apaciguar la rebelión de los Países Bajos en 1565. El duque de Alba crea para él el cargo de Sargento Mayor General del Ejército. La guerra en Flandes se recrudece, y los tercios españoles se ven obligados a demostrar toda su pericia bélica. Así se encuentra a Julián Romero en diversas acciones destacadas. Durante el asedio de Mons, es herido en un brazo de un tiro de arcabuz. Días más tarde dirige una encamisada (11 de septiembre de 1572) contra las tropas de Guillermo de Orange, y en la toma de Haarlem, uno de los principales núcleos protestantes de los Países Bajos, pierde un ojo. Destaca también cuando en agosto de 1573, las tropas españolas de Utrecht se amotinan y Julián Romero informa de ello:
"Las banderas viejas (compañías de veteranos) se comenzaron a desvergonzar el día 29 a las 2 de la mañana, pididendo les dieran qué comer".
Todavía tiene tiempo de ayudar a Sancho Dávila cuando éste es cercado en Amberes, y más tarde, sus tropas protagonizan el terrible saqueo de Amberes.
Tras nueve años de guerra en Flandes, Julián Romero solicita al rey que le nombre castellano, para volver con su familia a la que no ha visto desde el principio de la guerra (9 años). Aunque el monarca accede a nombrarle castellano ,lo hace castellano de Hedín, una plaza de Flandes, en lugar de una de España, que era la pretensión del militar, pues ya estaba cansado de la guerra.
Cambia la política del rey contra los rebeldes y decide que los tercios salgan de Flandes en febrero de 1577, en busca de una salida pactada de la crisis (Edicto Perpetuo) pero pronto falla esta política y los tercios apenas han llegado a la Lombardía deben volver a marchar sobre Flandes. Por aquel entonces Julián Romero obstenta el título de Maestre de Campo General y se verá sorprendido por la muerte en la ciudad de Cremona, antes de volver a Flandes. Tenía 59 años, había perdido un ojo, una pierna y un brazo, había vivido como un militar toda su vida y nunca fue recompensado, sobre todo los últimos años de su vida.

Apariciones en el arte

Michel de Montaigne menciona a Julián Romero en sus Ensayos (Libro I. Capítulo VI) a propósito de lo peligroso que puede ser el momento de parlamentar durante una guerra o asedio. Comenta Montaigne que Julián Romero cometió un error de aprendiz al salir de la ciudad asediada de Yvoy a parlamentar con el enemigo y a la vuelta se encontró la plaza conquistada.
Julián Romero fue pintado por El Greco en la última década del siglo XVI en un cuadro que se conserva en el Museo del Prado. Además, el poeta Diego Jiménez de Ayllón, en su ciclo dedicado a los soldados más destacados de su época, compuso para Romero un soneto.
Temido vuestro brazo fue y espada
en estas partes y ánimo extremado
y en tierra y mar habéis siempre cursado
vuestra virtud con gloria sublimada.

De Marte a vos tal gracia fue otorgada
con que venciste campo tan nombrado
y habéis contra el de Orange muestra dado
de veros con sus gentes en jornada.

Digno de la corona preeminente
sois que la excelsa Roma concedía
a aquel que procuraba señalarse.

Con premio muy mayor cosa decente
por vuestro valor grande y valentía
pues pueden con vos pocos igualarse.
Fuente: wikipedia

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