El sector olivarero mira al cielo más que nunca y apunta a una campaña un 25% inferior a la media histórica, aunque superior a la temporada anterior, si bien todo cambiaría si las precipitaciones llegaran en estos días
Imagen de archivo de un olivarero en plena recolección de la aceituna en la Alcarria conquense. - Foto: Reyes MartínezLas previsiones de los olivicultores conquenses no son nada halagüeñas para esta campaña, a tenor de la ausencia de lluvias y el intenso calor, que han venido marcando el verano.
La incertidumbre reina entre los productores que ven cómo sus olivares empeoran día a día, sin que puedan hacer nada para evitarlo, tan solo mirar al cielo.
No en vano, tanto el responsable del Sector del Olivar de Asaja Cuenca, Gerardo González, como el secretario general de UPA Cuenca, Salvador San Andrés, coinciden en hablar de que «la campaña de la aceituna en la provincia no va a ser, en principio, buena».
De hecho, González precisa que «la campaña no venía mal, pero, ahora mismo, tras las altas temperaturas de agosto y la ausencia de lluvias en septiembre y octubre, cada día que pasa va a peor».
Y San Andrés, en esta misma línea, no duda en asegurar que «el olivar está condicionado por la sequía, el cambio climático y los vaivenes de precios en una campaña que se espera corta».
Con estos factores, las previsiones iniciales de los olivareros apuntan a que, si no cambia nada la actual situación, se reduzca en torno a un 25% con respecto a una campaña normal en la provincia.
Aunque, eso sí, tal y como recalca el responsable del Olivar de Asaja, «podría ser un 20% superior a la campaña anterior, ya que fue bastante mala y se situó entre un 30 y un 40% por debajo de la media histórica». «Eso sí —aclara— si no llueve todo se puede ir al garete».
Desde UPA Cuenca, se va incluso más allá y pronostican para la provincia una producción estimada de unas 6.000 toneladas de aceite, mientras que a nivel regional hablan de unas 121.500 t.
Pese a la sequía reinante, la calidad de la aceituna, sin embargo, no se ha visto mermada hasta ahora, más allá de que «al no llover se esté arrugando en aquellos olivares con una tierra fuerte», explica González, al tiempo que matiza, en este sentido, que «apenas hay presencia de la mosca en el cultivo».
La producción, sin embargo, no se prevé homogénea y todo apunta que sea mejor en la Mancha y la Manchuela, aunque en zonas de la Alcarria no vaya a estar nada mal, con respecto a la campaña anterior.