viernes, 4 de octubre de 2024

Ruta entre chozos, minas romanas y cuevas del vino en Torrejoncillo del Rey

Un recorrido circular a través del Camino Natural del Gigüela y el sendero de la Mora Encantada


Paco Auñón.

En el espacio Caminos, Naturaleza y Patrimonio que coordina Fco. Javier Rodríguez Laguía, presidente de la asociación cultural CuenCANP, y que emitimos los miércoles en Hoy por Hoy Cuenca, esta semana hemos realizado una ruta circular en torno a Torrejoncillo del Rey.



Para llegar a Torrejoncillo, desde la autovía A-40 nos desviamos a la altura de Horcajada de la Torre para seguir la carretera CM-2102 y enseguida llegamos al pueblo. Esta actividad permitirá conocer un tramo del Camino Natural del Gigüela y otro del sendero provincial PRCU-119 Mota Encantada.

El municipio de Torrejoncillo del Rey está formado por este pueblo más las pedanías de Horcajada de la Torre, Villar del Águila, Naharros, Villar del Horno y Villarejo Sobrehuerta. Sobre el nombre, Torrejoncillo se llama así por una “torre pequeña” y “del Rey” fue la denominación que adquirió cuando pasó a ser villa real. Antes era “de Huete” al pertenecer al alfoz optense.

Cuevas de vino

En este pueblo, como en muchos otros de la Alcarria, la Mancha Alta y el Campichuelo, encontramos cuevas del vino. Su construcción consta básicamente de dos partes: la caña (pasillo de forma irregular que profundiza en el interior de la tierra) y el jaraíz o lagar (habitación abovedada ubicada en la entrada de la cueva con chimeneas o piqueras por donde se dejaba caer la uva desde la superficie.

En este recorrido encontraremos algunos puntos de interés como la ermita de la Virgen de la Piedad, la Puerta de los Abriles (las Escuelas) y la Ermita de Santa Ana.

Es Torrejoncillo patria de Alonso de Ojeda, navegante, gobernador y conquistador español, y de Julián Romero de Ibarrola, militar español del siglo XVI que alcanzó el grado de maestre de campo. Fue caballero de Santiago y miembro del Consejo de Guerra en Flandes. Capitán de los Tercios, su madre Juana Romero era natural de Huélamo (Cuenca).

Ruta circular

Salimos de Torrejoncillo por la calle de Urbanos (camino que lleva a la ermita de Urbanos de gran devoción en la comarca), cruzamos la CM-2102 y avanzamos paralelos por la margen izquierda al arroyo de la Hortizuela que cruzamos en el km 2,6. Este primer tramo está falto de vegetación de ribera. Ideal en meses fríos porque abunda el sol.

Chozos

Avanzamos por el Camino Natural el Gigüela que nace en los Altos de Cabrejas. Pasaremos por el molino hidráulico harinero El Tejado. A los cinco kilómetros de marcha cruzamos otra vez la CM-2102 para llegar a un chozo.

Se trata de una construcción pastoril y su utilidad dependía de las faenas agrícolas o ganaderas. Debió cobrar gran importancia a partir del Fuero de Cuenca (1190) ya que se utilizaba como guarda y custodia de viñas y dedica su capítulo IV a esta labor.

Para poder hacer su trabajo el guarda necesitaba de refugio para evitar el sol, el fresco de la noche o las inclemencias meteorológicas. De ahí que buena parte de ellos se erijan en un altozano o lugar de buena visibilidad para poder vigilar la cosecha.

Los chozos están construidos con muros de mampostería de unos 50 cm de espesor, tomada con barro y mortero que normalmente es de yeso. La bóveda se adelgaza hasta un espesor de unos 15 cm en su coronación y habitualmente está abierta a modo de hueco para el tiro del hogar, situándose en el centro de la estancia.

Algunos chozos van acompañados de amplios encerraderos o corrales de ganado constituidos en muretes de mampostería colocada en seco, de una altura que no llega al metro de altura.

La Mora Encantada

Pasado el kilómetro seis de ruta abandonamos el Camino Natural del Gigüela y nos dirigimos a nuestra derecha por el PR-CU 119 Sendero de la Mora Encantada precisamente a esa antigua mina a la que llegaremos en el kilómetro siete. Se trata de una cueva de lapis specularis (cristal de Hispania o espejuelo), piedra de yeso traslúcido (deja pasar la luz pero no permite ver los objetos nítidamente) que se extraía en los siglos I y II d. C. en las provincias de Hispania.


La leyenda

La mina fue descubierta en 1955 por Pedro Morales, vecino del lugar. Se le reveló en sueños una cavidad donde se hallaba oculto un singular tesoro escondido en un palacio de cristal.

Esta mina cuenta con su leyenda: en la noche de San Juan (23 a 24 de junio, cerca del solsticio de verano) una princesa mora de excepcional belleza y que peina sus cabellos con un peine de oro, sale del interior del cerro para plantear un enigma a quien con ella se encuentre, premiándolo con las riquezas de la cueva si lo acierta o por el contrario, dejándolo allí encantado como castigo.

Fuente: cadenaser.com

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