miércoles, 20 de septiembre de 2023

RETAZOS DE TORREJONCILLO DEL REY EN LA “GAZETA”, y ALGUNOS SUCESOS Y ECOS DE SOCIEDAD

  Un relato de Carlos Cuenca.

El pasado mes de abril, un amigo y vecino de Torrejoncillo del Rey, en un encuentro casual en la Casa de Cultura tras el recital poético musicalizado Tiempo de metáforas de la conquense Raquel Carrascosa y el guitarrista colombiano Mario Pradilla afincado en Saelices, me sorprendió gratísimamente por el interés de los últimos artículos que he venido escribiendo sobre diversos temas del pueblo -muy de agradecer su seguimiento de mi modesto trabajo literario, y las palabras sinceras de admiración-, publicados únicamente en mi blog El puntal de las ánimas, así como en el de  Torrejoncilleros, o simplemente circulando “de boca a boca” por las redes sociales; y me preguntaba con curiosidad acerca de cómo me documentaba para el contenido de estos escasos textos sobre la historia e intrahistoria del pueblo que vengo escribiendo, desde hace ya tantos años. 

 

La verdad es que no hay detrás de estos artículos y relatos una labor de investigación, podríamos decir, profesional, historiográfica, pues como todos los que me conocen saben, estos trabajos los escribo de manera autodidacta; sin demasiado tiempo para la investigación histórica, y principalmente sin conocimientos para deambular por los archivos y tratar los documentos históricos; y es principalmente gracias a los buscadores web donde obtengo gran parte de los documentos e información para informarme y aprender, además, claro está, de los libros que voy adquiriendo para ilustrarme, o de los que ya poseo y conforman la biblioteca de casa. 

Me gusta también preguntar a los vecinos de más edad sobre el tema que esté tratando en cuestión, y disfruto sobremanera escuchando las viejas historias, sucesos o anécdotas de otros tiempos en Torrejoncillo del Rey, y saber de sus protagonistas, sus nombres y motes, siempre tan ocurrentes, y la procedencia de sus familias; recuerdos que poco a poco van desvaneciéndose de la memoria de nuestros mayores, muchos rehaciéndose en la mente, convertidos en mitos por el paso del tiempo, casi podría decir que vivencias de hechos fantásticos, maravillosos, pero de cualquier manera entretenidísimos, valiosísimos, pues en el fondo forman parte del patrimonio oral de un pueblo que fue, y que irremediablemente desaparece con ellos: “¡Cosa honda y difícil conocer el hecho! Conocer el hecho, distinguirlo de otros y distinguirlo con vida, rehaciéndolo en nuestra mente”, escribiría Miguel de Unamuno en uno de sus cinco ensayos publicados en la revista madrileña La España moderna, y recopilados en el libro Entorno al casticismo, en 1902.   

 

Éste es uno de los principales motivos por los que escribo sobre el pueblo, sobre sus parajes, monumentos, historia y tradiciones, etcétera. Más allá del mero gusto literario, con mayor o menor fortuna -y con mejor o peor arte- con el que me recreo también escribiendo; o más allá del afán por conocer y aprender cosas de su pasado, del que en persona sólo he sido protagonista desde mi mocedad, me gusta creer que estos escasos artículo y relatos que voy redactando tan esporádicamente, sirven para que no se pierda definitivamente, modestamente, la pequeña parte de todo el vasto patrimonio natural y cultural de Torrejoncillo del Rey del, del que escribo.

Intentar colaborar a que no se desvanezca definitivamente su memoria, íntimamente relacionada con la cultura local: ¿acaso con su abandono y olvido, no se deteriora también mi memoria, y con ella la pérdida definitiva de la genealogía de mi familia paterna, antepasados y descendientes de este antiguo y venerable pueblo alcarreño?, ¿no avanzaremos todos en una demencia colectiva si queda olvidada para siempre la memoria histórica de nuestros pueblos? El escritor catalán Josep Pla escribía en 1977 “Todo lo que llamamos cultura, los conocimientos, la inteligencia, se basa en la memoria”: memoria y cultura se presentan en su obra como aliadas frente a la acción destructora de la naturaleza o el paso del tiempo.[1]

Pero volvamos a “mis fuentes”. Creo que no descubriré nada si confieso que uno de los sitios web que más visito y del que se obtiene muchísima información, es el de la Gazeta, la antecesora del actual Boletín Oficial del Estado (BOE). El BOE es el medio de publicación de las leyes, disposiciones y actos de inserción obligatoria, como anteriormente lo fue La Gazeta, y posteriormente La Gaceta de Madrid. Este medio de publicación del Estado nace en el siglo XVII, y desde 1661 a 1662 se publicaba con el bonito y expresivo nombre de La Gazeta nueva de los sucesos políticos y militares de la mayor parte de Europa. Desde entonces, si bien su función siempre ha sido la misma, se ha publicado bajo diferentes nombres condicionados por los avatares de la historia de España, hasta el actual BOE. El Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y “Memoria Democrática” -¡qué despropósito, cuánta intransigencia en esta denominación ministerial!-, de quien depende esta publicación oficial, dispone de una web donde podemos encontrar toda la información de la historia de este documento oficial; y lo que es más interesante, dispone de un sencillo buscador, utilísimo, para consultar los contenidos entre el millón y medio de documentos que contiene la Gazeta.

Otro buscador frecuentado es el Portal de archivos españoles (PARES), “la principal plataforma de difusión del Patrimonio Histórico Documental Español, creada y gestionada por la Subdirección General de los Archivos Estatales, del Ministerio de Cultura y Deporte”, según reza en la web de este Ministerio. En PARES, se pueden consultar las imágenes de una inagotable cantidad de documentos digitalizados, además de imprimirse y guardarse, para su consulta privada y con fines educativos y de investigación. Así, basta escribir en la búsqueda avanzada de PARES, “Torrejoncillo del Rey”, y de una atacada se filtran una retahíla de documentos relacionados con la historia de nuestro pueblo en los que adentrarse. Nombres de familias ilustres, pleitos, noticias, expedientes académicos, antiguas plazas de funcionarios…: Antonio Jaramillo de Lotisa, vecino de la villa de Torrejoncillo del Rey (Cuenca), sobre que la justicia de la villa le devuelva 14 ovejas…, ¡pleito de 1791! Una de las 139 entradas en PARES sobre el pueblo. A partir de aquí, se da forma al relato.

 

https://www.boe.es/diario_gazeta/denominaciones.php

Así, por la Gazeta del siete de febrero de 1849, nos enteramos de que Don Florentino Joaquín Cid, natural de Torrejoncillo del Rey, casado y maestro de escuela, y a Dª Manuela Salcedo, natural de Madrid, por resolución judicial, se les apremia por segunda vez por el juez Dº José María Montemayor, con la escribanía de Dº Ramón Aragón Espinosa de los Monteros -apellido que se nos antoja bastante familiar en estos azaroso tiempos políticos, perversos, amorales, que corren, como la pólvora, por un reguero relativista y de ignominia- a presentarse, en un plazo no superior a nueve días, en el juzgado de 1ª Instancia de la Audiencia de Granada, por criminales. ¿El auto?, ¡amancebamiento!



 

Extracto de la Gazeta de Madrid de 7 de febrero de 1849

Los delitos contra la moral sexual, como el adulterio o el amancebamiento (otros serían la prostitución y la sodomía), ya desaparecidos del ordenamiento jurídico actual, que mediante la citación con esta providencia trataría de dirimirse en el caso de nuestro paisano Florentino y su amada Manuela, estaban tipificados como delito ya de antiguo, a partir de diversas leyes dictadas por los Reyes Católicos, y con mayor o menor grado de tolerancia hasta el siglo XVI: “el concubinato romano o la barraganía de los fueros altomedievales (conceptos ambos que se subsumieron en el amancebamiento), así como el ejercicio de la prostitución libre, o más adelante reglada a través de las “mancebías públicas”, fueron prácticas absolutamente toleradas por el derecho hasta los siglos XVI y XVII”. Cambiaría esta situación de tolerancia en la Edad Moderna, especialmente a partir de la Contrarreforma católica iniciada en el Concilio de Trento (1545-1563) [2].

De cualquier manera, esta providencia judicial, si bien por si sola es interesante para obtener información de nuestro pasado, es cosa curiosa, y daría para una novela romántica ambientada en el Torrejoncillo del Rey del siglo XIX, como aquellas clásicas decimonónicas, sobre guerras, revoluciones, y tragedias amorosas. Podemos imaginar el drama, con el ilustrado torrejoncillero, Dº Florentino Joaquín Cid, ataviado con su mejor levita, cortejando a espaldas de su mujer -si bien desconocemos en esta relación quien de los amantes infringiría el sagrado sacramento del matrimonio, si estaban casados ambos, si eran “honrados” o “de vidas licenciosas”- a una encandilada Dª Manuela.

Quizás con versos susurrados por boca del joven maestro de Victor Hugo, Bayron, Bécquer, o Espronceda, y entre escarceos amoroso y recitar de los poemas románticos de moda, ahogado el pecho de la dama por la pasión, se consumó el amancebamiento y se desencadenó la aventura; y con sueños de una nueva vida, planificar la huida romántica a la mora Granada, libres de sus ataduras conyugales, hasta el drama final del procesamiento judicial, seguramente fruto de la denuncia del alcalde o del sacerdote local, estrictos vigilantes del cumplimento de la moral de su tiempo, pues generalmente éstos eran los artífices de las denuncias contra la moral sexual, y sin más crimen, el de los fugados, que su relación amancebada, su amor declarado.

Grato es en noche umbría al triste caminante del alma radiante

mirar el resplandor;

empero es aun más grato el alma enamorada oír de su adorada



[1] Josep Pla, el recuerdo y el olvido. Reflexiones en torno al rol de la memoria en la cultura. Revista de Dialectología y Tradiciones

Populares, 2008, julio-diciembre, vol. LXIII, nº2. ELISEU CARBONELL CAMÓS

[2] LA VIGILANCIA DE LA MORAL SEXUAL EN LA CASTILLA DEL SIGLO XVIII. Revista de la Inquisición. Intolerancia y Derechos Humanos. ISABEL RAMOS VÁZQUEZ. Universidad de Jaén. 

Continuará...

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