miércoles, 1 de diciembre de 2021

EL ALMACÉN DEL “ORO CEREAL” DE TORREJONCILLO DEL REY. Parte 1

Gracias a Carlos Cuenca y su blog elpuntaldelasanimas

 EL SILO

“La Red Nacional de Silos es una de las empresas más interesantes acometidas hoy por el Estado. Como elemento regulador de la economía, como factor para racionalizar nuestro mercado agrícola, como instrumento puesto al servicio del labrador, la obra ingente de los silos pertenece a esa categoría de las cosas “que quedan”. Así comienza un breve pero ilustrativo documento de 1957 sobre la Red Nacional de Silos de D. Óscar Núñez – Mayo.

Ese año, considerado como el fin de la durísima primera etapa del franquismo y que daría paso al desarrollismo, 187 eran los silos y graneros que el Servicio Nacional del Trigo (SNT), el flamante y todo poderoso Organismo del Régimen, construyó para ganar “la batalla del pan”; de entre los cuales la provincia de Cuenca contaba entonces con 8 de estos almacenes de cereal, entrando en el lote Torrejoncillo del Rey, con la suerte de disponer de una de estas “catedrales olvidadas” tan emblemáticas ahora del paisaje rural de la piel de toro, y que la de Torrejoncillo se nos presenta “altiva”, consciente este edificio del agro de la comarca de su superioridad sobre el resto de edificaciones, victorioso ante la ruina -cuando no desaparición- de otras construcciones antaño preeminentes no sólo por su altura destacada sino por su valor patrimonial y espiritual.

Quizás hoy tan sólo los cansados cerros en el entorno del pueblo, tan característicos y emblemáticos de nuestro paisaje alcarreño, miren displicentes el viejo edificio prominente obra del afán humano. Es posible que incluso dolidos en su pétrea alma cuando allá en los inicios de los años 50 los yeseros descomponían con sus barrenos el zopetero de las Eras del Convento para ubicar y cementar la extraña construcción de oquedades cuadriformes, de líneas verticales y rectilíneas alzadas al cielo, como brazos del movimiento, y máquinas ingeniosas: elevadores, herrajes, sinfines, cangilones…, que osaba aproximarse a su altura de oteros privilegiados

 

Serían Los Chulos, o quizás Los Patas, propietarios de los hornos de yeso de Torrejoncillo del Rey, quienes trabajarían en el desmonte del solar de la actual Calle Convento donde se emplaza el Silo. Imagino los gañanes perforando enérgicos con ahínco el simple cerrillo de pan trillar, con sus barrenos de dinamita devastadora mellando con orgullo  la era y haciendo volar por los aires los bloques de aljez, y que los viejos de lugar aseguran llegaban como proyectiles hasta la calle Honda; alborotando la paz de torrejoncilleros con las explosiones atronadoras, inmersos los vivos en sus faenas y quehaceres diarios, y sobresaltados por el ruido impertinente los Caballeros de la Orden de Santiago, que dormirían la paz de los justos en sus distinguidos y fríos panteones de la Ermita de Nuestra Sra. de la Paz del antiguo Convento Franciscano, y que observarían indignados y molestos la obra magnífica.

Detalle del sur de Torrejoncillo del Rey. Foto del PNOA del vuelo americano 1956 - 1957

Como sabemos, el lugar escogido para la ubicación del silo se situó al sur del pueblo, en una de las muchas eras situadas a las afueras, junto a la carretera a Palomares del Campo, frente al Convento. Desconozco quien sería el propietario del terreno, y en el vuelo realizado por los americanos en esos años, incluido en los archivos del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea (PNOA), puede verse con claridad un silo en plena construcción. La licencia municipal correría a cargo de mi tío abuelo D Rafael Cuenca Jiménez, a la sazón alcalde y carpintero de profesión, y las bendiciones con el hisopo y las aguas las dispondría el párroco de entonces, D Patricio Gabriel García Fernández.

Detalle situación parcela del silo, paraje Eras del Convento. Foto gentileza de J. M.ª Carceller. Años 60-70. Al fondo, en el margen izquierdo, la iglesia antigua semiderruida, próxima a su total desaparición.

Vista del Silo desde el paraje Las Eras del Cuartel. Foto gentileza de J. M.ª Carceller. Años 60-70

Pero hagamos un poco de historia antes de continuar con esta ingeniería agrícola local, y esbozar apenas unos notas para introducirnos en lo que fue la Red Nacional de Silos y Graneros, “una de las realizaciones más espectaculares del Servicio Nacional del Trigo (SNT), y de sus sucesores el Servicio Nacional de Cereales (SNC) y el Servicio Nacional de Productos Agrarios (SENPA), por su dimensión, por los recursos empleados, por sus repercusiones en el sector e, incluso visual en el paisaje español” (Ni un español sin pan. La Red Nacional de Silos y Graneros. Ed. Prensas Universitarias de Zaragoza. 2007. D Carlos Barciela López).

En 1932 se produjo en España una excelente cosecha de trigo, la mejor de toda la historia de nuestro país hasta ese momento, que provocaría un importante problema en el sector agrario y que repercutiría en la política del país, inmersa como estaba en la ley de Reforma Agraria, aprobada en septiembre de ese mismo año, y que trataría infructuosamente de solucionar el sempiterno problema del campo español. Así, el gobierno de la República reaccionó el 15 de septiembre con un posterior Decreto por el que se anunciaba la futura creación de los primeros silos cooperativos oficiales.

Dos años después, en 1934, la cosecha volvió a ser excepcional cuando todavía estaban sin resolver los problemas originados por esta gran cosecha de 1932; y en julio de 1935 se presentaba en el Congreso republicano un nuevo proyecto de ley para la creación de un Consorcio Regulador del Mercado Triguero, que preveía, igualmente, la existencia de una red de depósitos. Huelga decir el por qué no saldría adelante este proyecto, rota la convivencia con el detonante del golpe de estado.

Finalmente, el 23 de agosto de 1937, en plena guerra civil española, se promulgaba por la Junta de Defensa Nacional, el gobierno de los sublevados en Burgos, el Decreto-Ley de Ordenación Triguera, que creaba el citado todopoderoso Organismo del movimiento nacional, el SNT; culminando de esta forma el proceso iniciado en 1932 y dando vía libre a la construcción de la Red Nacional de Silos, “que permitiesen la recogida del trigo, la retirada de los excedentes en los años de sobreproducción, la importación en los años deficitarios y el abastecimiento de las fábricas de harina”.

Igualmente, al propio estilo totalitario y autárquico del Régimen, si bien es cierto que durante los años 30 se asiste en todo el mundo a un proceso de intervención estatal en la agricultura, el SNT intervendría el sector mediante las reformas económicas, “basadas en la revalorización de la producción asegurando al trigo los precios mínimos remuneradores, ordenando la producción y distribución del mismo y sus principales derivados y regulando su adquisición y movilización”. Igualmente, los industriales harineros quedaban obligados a adquirir el trigo en los silos y almacenes estatales al precio fijado por el Gobierno, como ocurriría en la fábrica de harinas de Torrejoncillo del Rey. Y los consumidores finales, de alguna manera frente a un mercado intervenido, a financiar la Red con la compra del pan candeal, alimento básico e imprescindible.



Anuncio del SNT de 30 de septiembre de 1956 en el diario Ofensiva, estableciendo el calendario de recepción de productos en Torrejoncillo del Rey, entre otros municipios de la provincia.

No es objeto de mi artículo la historiografía del problema triguero nacional, ni del SNT con sus sucesores servicios y denominaciones, el SNC y el SENPA, o profundizar en la mencionada Red de Silos, materias en las que me confieso profano, pues mi querencia esencial es la historia local del Silo de Torrejoncillo del Rey, como uno de los pocos y últimos edificios públicos con memoria del pueblo, tan descuidado a pesar de su preminencia, y que atesora tanta historia no sólo como pequeño engranaje de esta organización estatal citada en sus diversos nombres, sino y quizás lo más importante, la intrahistoria que atesora para los labradores de Torrejoncillo del Rey y de pueblos limítrofes, y para el pueblo todo.

Con lo que dejo el exceso de textos entrecomillados tratando de situar nuestro almacén en este contexto histórico tan complejo, y propongo para los inquietos y curiosos los libros citados, así como Veinte Años de Actuación. El Servicio Nacional del Trigo, del Ministerio de Agricultura editado en 1958; el documento técnico del Servicio Nacional de Cereales sobre la Red Nacional de Almacenamientos de 1970 y el documento técnico de 1978 del Servicios Nacional de Productos Agrarios. Red Nacional de Silos, ambos editados por el Mº de Agricultura; y Las Catedrales Olvidadas. Red Nacional de Silos en España. 1940 – 1990, de César Aitor Azcárate Gómez, publicación del Mº de Medio Ambiente, de 2009.

Foto del Silo, desde la C/Iglesia

 









Portada de Documentos y Libros sobre Red Nacional de Silos, y el SNT.

Otros documentos muy interesantes para saber algo más sobre la historia del SNT y la Red de Silos, son los documentos audiovisuales de los archivos del Noticiario Español, NO-DO, el popular noticiario de prensa y propaganda del franquismo creado en 1943, documentales con una cuidada realización, y que detallan aspectos del campo español como el de Trigos en España, de 1943, o más concretamente sobre el asunto de silos, el reportaje de 1956 Trigos Españoles, disponibles en la página del FEGA y YouTube.

La historia termina casi como comenzaba allá por el 1932, ya que la campaña de 1984-1985 en España fue excepcional, con otra cosecha récord de 6 millones de Tn de trigo; con una salvedad que imponía la realidad del mercado y fue que alcanzado el viejo sueño franquista con la finalización de la Red Nacional de Silos, el 90% de la cosecha de esa campaña se comercializaría a través de operadores privados, y sólo el 10% restante a través del SENPA. Sería el fin de la Red Nacional de Silos. En definitiva, con la ley de 29 de mayo de 1984 se pone fin al monopolio y comienza la etapa de desmantelamiento de la Red, creciente hasta ese mismo año incluso, lo que nos da una idea del poder del lobby triguero, que diez años después del fallecimiento del viejo general y en la firma del Tratado de Adhesión de España a la Comunidad Económica Europea, aun se mantenía el monopolio estatal triguero del todo poderos SNT, uno de los proyectos más emblemáticos de la dictadura y que se resistía a desparecer. Los números finales: 672 silos construidos en España con una capacidad total de 2.302.709 Tn, y 277 graneros con 303.409 Tn de capacidad.

Comenzaría así un periplo de titularidades de los Silos, y al inicio de la década de los 2000, del SENPA se fueron transfiriendo a la D. G. de Patrimonio del Ministerio de turno, las Comunidades Autónomas, Ayuntamientos, y particulares, sin resolverse el problema que generaba esta Red desamparada, con tantos recursos públicos invertidos, trasladando el problema de unas Administraciones a otras ante la imposibilidad de hacer frente indefinidamente a unos costes de mantenimiento sin perspectivas de futuro. La solución, después de todos estos años, ha sido meridianamente clara, anular la Red de Silos para la agricultura española, abandonar las instalaciones a su suerte y dejarlas arruinar por un Estado inmisericorde, moderno para estas cosas tan rancias, antaño encaprichado con el juguete con fondos sin mesura, hogaño rácano en ideas imaginativas y arriesgadas, y en propósitos de reconversión e inversiones; y trasladar el problema a los pequeños Ayuntamientos rurales sin autonomía y recursos, sin propiedad, pero obligados a enfrentarse a los costes de mantenimiento de estas catedrales olvidadas, herrumbrosas y tristes, solaz de torcaces y estorninos.

Vista del Silo desde Las Eras del Cuartel. 03/12/2011

En lo que respecta al Silo de Torrejoncillo del Rey, la titularidad pasó a la D. G. del Fondo de Garantía Agraria (FEGA), del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, y en esta máxima de la extinta Red Nacional de Silos de trasladar el problema, como Juana la Loca deambulaba el cadáver de Felipe el Hermoso por toda Castilla, el muerto recayó a Patrimonio de la Consejería de Agricultura de la Junta de Comunidades de Castilla – la Mancha. El Ayuntamiento, mediante un acuerdo de 22 de enero de 1998, dispone de autorización de uso “para fines de interés general agrario, uso limitado al tiempo estrictamente necesario, con abono de todos los gastos que el mismo ocasione, incluidos arbitrios municipales, impuestos sobre Bienes Inmuebles, tasas o contribuciones especiales que puedan existir sobre dichos inmuebles, eximiendo al FEGA de los mismos durante el tiempo que dure la cesión, formalizada el 19 de enero de 1998”. Esta cesión no suponía derecho adquirido alguno.

El despropósito para los intereses municipales continua de forma que el “FEGA procedería a dar de baja todos los contratos de servicio existentes a partir de la fecha de entrega, tales como agua, luz, etc., siendo por cuenta del Ayuntamiento la gestión, contratación y pago de los servicios que estime oportunos, y que añotodas las responsabilidades que pudieran derivarse de la utilización del inmueble, incluso la reparación de los posibles daños o desperfectos que pudieran producirse, serán por cuenta del Ayuntamiento, que deberá cesar en el ejercicio de la actividad que se autoriza, tan pronto como sea requerido. El conocimiento por el FEGA del incumplimiento de las obligaciones derivadas de los fines para los que es cedido, comportará la revocación de la cesión unilateral por el cedente”. Denotan estos acuerdos un descarado interés de la Administración por el sostenimiento y conservación de su Patrimonio al estilo de bueno de Pilatos, descargada la conciencia y responsabilidad en los Ayuntamientos rurales. Una dejación sin paliativos.

Documento. Cartilla de lectura de contador de agua del Silo

Que en la comarca alcarreña en la que estamos, iniciado el desmantelamiento de la Red Nacional de Silos, había necesidades particulares de almacenamiento de cereal, es una verdad constatada con la simple visita a los arrabales urbanos de nuestros pueblos y ver la proliferación de naves agrícolas que los agricultores, propietarios de explotaciones, y cooperativas, han construido sin denuedo para la custodia de sus cosechas; y para ahondar en el despropósito para la Red, la gran mayoría de ellas edificadas bajo el paraguas de las ayudas de los Fondos de Desarrollo Rural Europeos para la lícita mejora e incorporación tan necesaria de jóvenes a las explotaciones agrícolas.

Esto me lleva a reflexiona si el Ministerio de Agricultura en lugar de abandonar la Red de titanes, como una cuadrilla de leprosos a la suerte de la mendicidad, quizás por el tufo franquista del antiguo SNT que rodea el sistema de almacenamientos, y que haría arrugar la nariz y tensar el meñique a más de un funcionario de nuevo cuño deseoso de actualizar su imagen demócrata-de-toda-la-vida y desvincularse de todo lo que oliese a Régimen; en lugar de abandonarlos en su totalidad, digo, bien podrían haberse estudiado alternativas para su reconversión, incluso con la participación de los productores, puesto que necesidades ha habido, y dineros bastantes.

Ya en los primeros años 30, voces solventes del país  propusieron que la Red aun inexistente y necesaria, se desarrollara con una gestión mixta mediante empresa semipública, que llevara a cabo por una empresa al estilo de la CAMPSA para los hidrocarburos, creada por el político de triste final José Calvo Sotelo; o incluso propuestas más arriesgadas, de difícil término para aquellos años de plena crisis de las democracias occidentales, como que la Red fuese realizada por manos privadas, como así propuso la prestigiosa empresa alemana especializada en tecnología de molienda, Buhler. Hoy, en pleno siglo XXI continúa montando fábricas de harinas en todo el mundo, como la existente de avena en la vecina Carrascosa del Campo, propiedad de la familia NOALLES Y BALANZÁ, S. A., que se levanta imponente junto a la A40, como una nueva catedral modernista.

En definitiva, poner la Red en manos privadas mediante cesiones desinteresadas y acuerdos de reconversión, como las Cooperativas agrarias de las localidades o comarcas, empresas de almacenamiento y selección de cereales, y bajo las ayudas de estos fondos europeos de desarrollo rural, haber contribuido al sostenimiento de la Red con el fin por la que fue creada, modernizada y adaptada a los retos actuales de sector.

Fábrica de harinas de Avena, de Carrascosa del Campo, propiedad de NOALLES Y BALANZÁ, S. A.

Pero volvamos a terrenos menos burocráticos, cenagosos, y situémonos de nuevo en el año de 1952, en los que se llevaría a cabo la construcción del silo de Torrejoncillo del Rey, coincidiendo con los primeros Planes de la expansión de la Red Nacional como hemos visto, para aportar algunos datos curiosísimos, muy interesantes, algunos de ellos frutos del azar. El Silo dispone de una pequeña oficina, con una mesa camilla desvencijada huérfana de faldas y brasero testigo de no pocas tertulias sobre el campo y la meteorología caprichosa. En ella, en un viejo armario carcomido, he rescatado un puñado de documentos, muchos ya inservibles -¡ay, cuántos valioso desaparecidos!- llenos de polvo y excrementos de roedores, que han dado cuenta de mucho de estos papeles para una dieta rica en celulosa; pero aun bastantes y valiosos, algunos en buen estado, y recuperar así parte de la historia de este edificio principal.

Entre la documentación rescatada de la oficina auxiliar, sorprendentemente hayo prácticamente intacto un Libro de Visitas de Inspección al Almacén Cereal de Torrejoncillo del Rey. La diligencia de este libro de actas por el Jefe Provincial de Cuenca del SNT es de 10 de septiembre de 1953, año en el que aun el silo estaba sin construir. Como es sabido, después de la guerra civil, la Ermita de la Soledad fue usada como granero del SNT hasta la puesta en funcionamiento del Silo, sería denominado como almacén nº 1, y es aquí donde los agricultores del pueblo almacenaban sus cosechas de trigo, y que alimentaba durante todo el año la fábrica de harina, y mantenían calientes y aromáticos los muchos hornos de pan blanco con los que contaba el pueblo.

Documento. Diligencia del libro de visitas de inspección a los almacenamientos de cereal de Torrejoncillo del Rey.

Entre sus páginas ajadas leo las notas de la inspección de 30 de agosto de 1956, donde se constata el mal estado en que se encuentra la Ermita. El Jefe Provincial escribe en este sentido: “únicamente encuentro en el almacén n.º 1 Ermita de la Soledad, que cada día se encuentra en peores condiciones, pues la grieta que tiene en el lado izquierdo está más abierta creyendo el que suscribe, sería conveniente, adjudicar todo el trigo y reparara urgentemente”. La Ermita, tras el derribo de la antigua iglesia, fue reparada y restaurada con elementos de ésta, como el retablo, y devuelta al Culto en el año de 1961; el uso como granero finalizaría en el año de 1958; aunque no perdería su función en esta perspectiva católica, de ser recogimiento de las “semillas” de Torrejoncillo del Rey al amparo de Ntra. Sra. la Virgen de la Piedad de Urbanos en los meses de mayo.

Facha de la Ermita de la Soledad, usada como GRANERO desde el final de la guerra hasta finales de 1958.

Otro dato curios que obtengo de este especial documento a salvo de la voracidad de los roedores y la desidia y dejadez de nuestras élites, y que desconocía totalmente, es la existencia de otro almacén de trigo en el pueblo, ubicado en alguna sala o cámara y denominado almacén nº 2, Panera. Ignoro su ubicación. Se indica en la entrada n.º 27 de marzo de 1958 del libro de vistas que “la panera nº 2 solamente se usa para trigo no de semillas y que se encuentra en malas condiciones”. A partir de este año, no hay más menciones ni referencias a este misterioso almacén. Indagando a los viejos del lugar, últimos reductos de la memoria viva del pueblo, me indican que quizás se tratara de alguna nave almacén en el interior del pueblo, posiblemente la de D. Juan José Balsalobre, en la calle Capitán Calleja.

Por último, el 26 de febrero de 1957, se entrega la majestuosa arquitectura, quedando así registrado en el valiosísimo y viejo legajo: “Por orden del Sr. Sartorios se le entregan las llaves del Silo aunque no se ha hecho acta de entrega, porque el elevador y los trasportadores no dan el rendimiento que la casa da, que es de 1.500 kg/hora y solo da en perfectas condiciones 1.100 kg y que se puede utilizar hasta tanto la casa lo repare”. Así, mediante este sencillo acto tiene lugar la apertura del Silo. Buscando por las hemerotecas de la prensa de la época, no he encontrado noticias al respecto de esta puesta en servicio, o cualquier acto de inauguración y propaganda.

Documento. Diligencia 21 de fecha 26 de febrero de 1957, de entrega de llaves del Silo de Torrejoncillo del Rey.

Fuente: elpuntaldelasanimas

1 comentario:

  1. Muchas gracias por tan interesante recopilación histórica de nuestro querido Silo. Espero, con poca esperanza, como el autor, que éste se mantenga en pie durante mucho tiempo.

    ResponderEliminar