Hoy os ponemos un artículo sobre la despoblación en España, y por qué es importante el agua de riego para el mantenimiento de la población, y nos preguntamos ¿como es posible que veamos pasar el agua de nuestra región por nuestros campos y no podamos usarla?. Cuando hablan de solidaridad entre regiones, poco se dice del esquilme de recursos de unos para enriquecer a otros, y como se aprovechan de las regiones con cada vez menos población, para usarlas como vertedero de lo que no quieren otros, y el "robo" de recursos públicos para beneficios privados.
La España rural se desangra. La desaparición de pueblos se ha
agravado durante la última década, hasta el punto que desde numerosos
sectores sociales y organismos públicos han levantando la voz de alarma
pidiendo medidas de choque urgentes para dar el vuelco a la situación.
La brecha poblacional, calificada ya como un auténtico "problema de
Estado" en nuestro país, incide directamente en la actividad agrícola,
cada vez con más dificultades para asegurar el relevo generacional por
el éxodo de los jóvenes a las grandes urbes. Aunque muchas son las
causas que explican la despoblación que cada vez se agudiza más en las
zonas rurales -alto envejecimiento, baja natalidad, reducción de los
servicios públicos o falta de infraestructuras digitales-, la escasa
rentabilidad de las explotaciones agrarias es, sin duda, una de las
principales. Un falta de rentabilidad directamente relacionada con la
estructura agrícola de nuestro país, en la que los cultivos de regadío
apenas ocupan 3,8 millones de hectáreas de los casi 17 millones de
superficie cultivable de nuestro país.
Zamora, Cuenca, Teruel, Ourense, Ávila, Lugo, Palencia, Segovia,
Soria, Salamanca, Asturias, Ciudad Real y Burgos integran esa lista en
las que el doble denominador común es la mayor caída de la población
y la escasez de regadíos. En algunos casos, menos de un 5% de cultivos
regables, y todo ellos, están muy lejos del 22% de la media nacional.
León y Jaén son las dos únicas provincias que rompen la regla, ya que en
el primer caso dispone de un 48% de su superficie cultivable con
regadío instalado y sin embargo se sitúa en el sexto puesto en pérdida
de población, un hecho en el que habría que tener en cuenta la paulatina
desaparición de la actividad minera. En el segundo caso, el porcentaje
de regadíos es de un 44%.
La España vacía y en el olvido: hasta 13.60 pueblos tienen menos de 100 habitantes
Del lado contrario, entre las provincias que mantienen o crecen en
población abundan las que tienen mayores proporciones de cultivos de
regadío y entre ellas destacan en crecimiento poblacionales Almería,
Navarra o Murcia, con el 7,2, el 4,4 y el 3,7% respectivamente.
Sin embargo, también hay otras provincias con notables incrementos de
población que apenas disponen de regadíos, lo que se puede atribuir a
factores como su naturaleza de gran urbe -como Madrid o Barcelona-, las
que actúan como ciudades dormitorio (Guadalajara) o su fuerte industria
turística (Islas Baleares).
El estudio más focalizado en las zonas rurales puede arrojar más luz
sobre el papel que la ausencia de regadío puede jugar en la
intensificación del problema de la despoblación. En 2017, catorce
provincias españolas se asemejaban a un verdadero desierto demográfico,
ya que más del 80% de sus municipios tenían menos de 1.000 habitantes.
Provincias que agonizan
Esa
crítica lista de provincias en agonía demográfica la lideraba Soria,
donde un 94% de sus municipios está en riesgo extremo de extinción. De
los 183 municipios que tiene Soria, solo once tenían más de mil
habitantes, 164 menos de 500 y, de éstos, la inmensa mayoría (116) no
pasaban de cien empadronados.
A Soria le seguía la provincia de Zamora, donde 93 de cada 100
municipios estaban en riesgo de extinción. Es prácticamente el mismo
índice que presenta la provincia de Burgos, mientras que en Ávila,
Salamanca y Teruel, las localidades amenazadas por la desaparición son
el 92%. En Palencia y Segovia la tasa de riesgo de extinción demográfica
rondaba el 90% de todos sus municipios, mientras que en la provincia de
Cuenca era tres puntos menos.
Todas ellas, con una actividad agraria importante, compartían el
denominador común de la escasa presencia del regadío. En España la
superficie de regadío en la última década ha pasado de los 3,36 millones
de hectáreas a los casi 3,8 millones.
Para Andrés del Campo, presidente de la Federación Nacional de
Comunidades de Regantes (Fenacore), el cultivo de regadío se presenta
como una auténtica oportunidad clara para luchar contra la despoblación
en las zonas rurales.
"Apenas se ha avanzado"
De hecho,
Del Campo recuerda que cuando se hicieron los trabajos preparatorios
para el último Plan Nacional de Regadíos puesto en marcha en nuestro
país, ya se determinaba claramente que solo aquellas localidades en las
que había más de un 55% de regadío ganaban población.
Desde 2008, año en el que culminó el Plan Nacional de Regadíos,
"apenas se ha avanzado", asegura Del Campo, quien recuerda que la
Estrategia 2018-2025 que preparaba el anterior Gobierno duerme en un
cajón, y que el Plan Director que elabora el actual, ya en el aire ante
la previsible convocatoria de elecciones, apenas se recogía una partida
de 40 millones, de los que 20 deberían ser aportados por las comunidades
de regantes.
El presidente de Fenacore rebate los mitos sobre el abuso del riego
que se se agitan desde algunos sectores. En este sentido, indica que
mientras en 2000 se regaban con gravedad 1,9 millones de hectáreas (el
59%), con aspersión 802.312 (24%) y localizado -goteo- 568.588 (17%) de
los 3,3 millones que había se han cambiado las tornas. Así, en 2017,
esas cifras son de 926.748 (24,8%); 889.055 (23,8%); y 1.917.892 (51,4%)
sobre una superficie total de algo más de 3,7 millones. "Eso refleja el
esfuerzo que se ha hecho, hemos convertido un millón de hectáreas de
riego por gravedad al goteo. En total tenemos casi el 75% modernizado,
algo que no ocurre en ningún país del mundo. En Francia, por mirar aquí
cerca, están en el 50%.
Fuente: https://www.eleconomista.es
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