viernes, 20 de abril de 2018

Primavera con bufanda o las trampas del calendario

El martes pasado, el día y la noche tuvieron la misma duración, el sol salió exactamente por el este y se puso por el oeste con la precisión de un relojero suizo. El martes comenzó la primavera... pero solo desde el punto de vista astronómico. En realidad, como demuestra el tiempo que hizo el día que dimos la bienvenida a la florida estación, la llegada de la primavera es un proceso gradual que está muy condicionado por los cambios en la luz, pero que no puede limitarse a una cuestión de fechas.

 
De hecho, se espera que este año se retrase entre siete y diez días, aunque "es pronto para decir cómo va esta primavera. Hay que esperar a tener todos los datos que toman los colaboradores voluntarios y los distintos profesionales", explica el técnico de Meteorología de AEMET Juan Antonio de Cara. Porque la fenología, la ciencia que estudia los ciclos biológicos asociados a cambios estacionales, necesita tiempo y muchos, muchos datos.


"El fenólogo es un naturalista interdisciplinar que usa conceptos de ecología, agronomía, meteorología, climatología, geografía...", dice De la Cara. Se fija, por ejemplo, en los almendros, los ciruelos y los melocotoneros que, en España, florecen siempre en ese orden, y en las fechas en las que las golondrinas y los aviones comunes llegan a la península.



 En ese momento, los científicos saben que pueden esperar la floración de los perales y los manzanos, a la que seguirá la de las jaras y las amapolas. Los milanos negros, las águilas calzadas, las culebreras, los alimoches, los cernícalos primillas, los abejarucos y los vencejos se adueñarán del cielo, siempre en ese orden. Es un proceso estricto, pero relajado. "En una misma localidad todos los años suceden estas manifestaciones por las mismas fechas, pero no exactamente en la misma", dice De la Cara.
 La explicación está en que "las especies están evolutivamente adaptadas para anticiparse a los cambios ambientales. O sea, que hay una base genética. Por otra parte, el curso anual del tiempo atmosférico, cómo ha sido el invierno y cómo viene la primavera, modula la respuesta fenológica", añade. Es decir, provocan que los eventos que anuncian la llegada de las estaciones se produzcan más temprano o más tarde.

De la Cara no puede poner fecha a la llegada de la primavera, pero sí sabe que llega por el sur, que las golondrinas llegan al litoral de Huelva, Cádiz y Málaga en enero, como si las atrayera la floración de las variedades tempranas de almendro. Y que, en Madrid, el espectáculo no tiene lugar hasta febrero, y las golondrinas no crían hasta marzo. También sabe que las temperaturas de enero en los litorales mediterráneo andaluz y en Levante fueron superiores a las normales y que eso adelantó la floración de algunas especies. Y que las lluvias y el frío de febrero y marzo han retrasado la llegada de las golondrinas a las zonas del sur.


Lo que sí puede adelantar es que, sea cual sea el ritmo de la llegada de esta primavera, está claro que será explosiva. "Próximamente, con la llegada de días soleados y la subida de las temperaturas, debido al estrés acumulado en las plantas, lo normal será que la respuesta fenológica primaveral sea rápida y abundante", indica. Vayan preparándose...

Fuente: https://weather.com/

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