La miel, el vino, aceite, queso, y lavanda eran sus protagonistas, pudiendo degustar todos ellos así como preguntar sus orígenes, características y disfrutar de la pasión de sus productores, los zarajos típicos de Cuenca también estaban, pero llegamos tarde para su disfrute y ya estaban agotados, (la próxima vez tendremos que ir antes), así mismo había unos productores locales que cultivaban lavanda y hacían licores, jabones... con ellos. Otra sorpresa que nos encontramos fueron los mantecados, que más de uno saboreo a ambos carrillos.Una feria muy recomendable y que esperamos que se repita, a ver sí alguna vez en Torrejoncillo también podemos ofertar un día tan agradable con nuestra oferta gastronómica.







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