No se sí es para reír o llorar, pero hemos salido hasta en la prensa internacional gracias al artículo de 20minutos.es del despoblamiento que sufren los pueblos de España.
Os dejamos el artículo por sí queréis leerlos, sería el momento de preguntarse sí podríamos haber hecho algo para que esto no hubiera ocurrido.
La mitad de los municipios españoles se encuentran ya en peligro de
extinción, según el informe de la Federación Española de Municipios y
Provincias (FEMP), cuyos datos son reveladores de una realidad cada vez
más clamorosa: 4.995 de los 8.125 municipios españoles tienen menos de
1.000 habitantes. El estudio está basado en las últimas
cifras publicadas, hace pocas semanas, por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), que reflejaban con detalle la población de todos y
cada uno de los municipios españoles.
La mayor parte de esas casi
cinco mil localidades con menos de 1.000 habitantes sufre además un
claro envejecimiento de la población, un mínimo (o nulo) relevo
generacional y unas cifras de natalidad que no parecen indicar ningún
cambio en esta tendencia en el futuro. Es lo que la prensa local ya llama "la España despoblada", que está creando curiosos fenómenos:
venta de casas a precios absurdos, la posibilidad de adquirir pueblos
enteros por poco dinero, o iniciativas para repoblar algunas localidades
como ofrecer casas gratis o incluso dinero a cambio de establecerse en
una localidad amenazada de quedar despoblada.
Este tipo de medidas
podrían seguir aplicándose y hasta podrían evolucionar. Es lo que
sugieren las palabras, recogidas por el diario español '20 Minutos'
del presidente de la Comisión de Despoblación de la FEMP, Juan Antonio
Sánchez Quero, que considera necesaria "la aplicación de urgentes
políticas de Estado" para reducir la gravedad de esta situación, que en
su opinión es "un problema sociopolítico de primer orden" para España.
En ese sentido, considera "imprescindible la adopción inmediata de
medidas concretas para sostener e incrementar la población de los
pequeños y medianos municipios, no solo por una cuestión de interés
social sino también económico".
Carencias importantes, soluciones insuficientes
"El
pulso entre el modo de vida rural y urbana ya parece perdido para los
habitantes de Torrejoncillo del Rey, un pueblo eminentemente agrícola de
la Alcarria conquense. De los 2.000 habitantes que vivían aquí
en los años 40, hoy apenas quedan 200, mismas personas que alberga la
suma de sus cinco pedanías (412 en total). Este año ha cerrado
su escuela. Solo quedan 4 niños. Y la curva de habitantes, como en otros
pueblos en peligro de extinción, sigue en caída libre: en 2016 restó un
24% de sus vecinos al padrón a consecuencia de los fallecimientos, la
nula natalidad y la falta de oportunidades laborales", cuenta también el
diario '20 Minutos' en otro reportaje sobre la despoblación.
El
caso de Torrejoncillo del Rey es, efectivamente, representativo de esa
España despoblada, de ese conjunto de localidades pequeñas que amenazan
con extinguirse, que no parecen tener futuro. De hecho, uno de los
testimonios más simpáticos y conmovedores que recoge el reportaje
refleja precisamente esa falta de ilusión por el porvenir: un niño de
once años dice que "cuando sea mayor me iré a la ciudad. ¡Aquí no hay muchas personas para enamorarse!".
Esa circunstancia que el niño señala con cierta inocencia es en
realidad uno de las carencias más incómodas y problemáticas generadas
por la despoblación, y a la vez es el que ha suscitado una de las
iniciativas más curiosas. Se trata de las caravanas de mujeres. Son
viajes organizados para hacer llegar grupos de mujeres a los pueblos en
los que no hay suficientes oportunidades para encontrar pareja. Hay una
asociación que organiza estos viajes, y en su página web aseguran
que lo hacen "para promover la repoblación rural". La medida a veces ha
sido criticada como frívola o sexista, y además muchas de las mujeres
que visitan los pueblos tienen intención de encontrar pareja, pero no de
quedarse a vivir en el pueblo.
Ni esta ni otras medidas hasta
ahora están dando el resultado esperado. El proceso de despoblación
parece inexorable y difícilmente reversible. Cada pueblo amenazado, con
los escasos recursos de los que disponga, deberá luchar por su
supervivencia o resignarse a ser una víctima más de un éxodo rural que
comenzó a ser significativo en los años 60 y que no ha dejado de
intensificarse desde entonces.
Fuente: https://actualidad.rt.com/
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