La golondrina común es un ave de campo abierto que normalmente
utiliza estructuras construidas por el hombre para reproducirse y que,
en consecuencia, se ha diseminado con la expansión humana. Construye
nidos en forma de taza, con bolitas de barro en graneros y construcciones similares y se alimenta de insectos que atrapa en vuelo.
Su alimentación insectivora
contribuye a la tolerancia de los humanos hacia esta especie; en el
pasado esta aceptación se vio reforzada por supersticiones respecto del
ave y su nido. Ha habido frecuentes referencias culturales a la
golondrina común en escritos literarios tanto debido a su proximidad con
el hombre como por su migración anual.
El hábitat preferido de la golondrina común es campo abierto con
vegetación baja, como pasturas, prados y terrenos agrícolas,
preferentemente con agua en las cercanías. Esta golondrina evita áreas
de vegetación densa, empinadas o muy urbanizadas. La presencia de
estructuras abiertas y accesibles como graneros, establos y tajeas que
proporcionen sitios de nidificación y de ubicaciones expuestas como
cables, bordes de techos y ramas desnudas para posarse también son
importantes en la elección de esta ave de sus lugares de reproducción. Durante la migración, tiende a volar sobre áreas abiertas, a menudo cerca del agua o bordeando cadenas montañosas
Construcción del nido
La golondrina común anida típicamente en el interior de edificaciones
accesibles como graneros y establos y debajo de puentes y embarcaderos.
Antes de que hubiera abundancia de estructuras construidas por el
hombre, las golondrinas comunes anidaban sobre acantilados o en cuevas,
pero esto es raro en la actualidad.
Hay además una leyenda piadosa que cuenta que las golondrinas aliviaron el sufrimiento de Cristo
al quitarle las espinas cuando estaba en la cruz. Las aves se mancharon
con la sangre del Crucificado, lo que explicaría el color rojo de su
pecho. De ahí también que no fueran cazadas y, sus nidos, respetados. A
la pregunta de por qué sucedía esto, se contestaba: "Las golondrinas no
se atacan: son de Dios".
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