lunes, 3 de diciembre de 2012

Libro "La reactivación como bien patrimonial y turístico de la mina romana Mora Encantada"

En esta ocasión gracias a Juan Carlos Guisado di Monti, que es uno de los encargados en la investigación y promoción de la mina La Mora Encantada os dejamos este magnífico libro (que podreis leer integro si pinchais en fuente) sobre los pasos que se estan dando para poder habilitar, promocionar y darle un valor añadido a nuestro patrimonio, muchas veces desconocido y menospreciado, pero que con el apoyo de todos y el trabajo de personas como Juan Carlos y otros se estan llevando a cabo para que nuestro pueblo pueda estar puesto en el mapa, así como su patrimonio y pueda ser una nueva fuente de riqueza para Torrejoncillo.


fuente



RESUMEN
La mina romana de lapis specularis de la Mora Encantada de la localidad conquense de
Torrejoncillo del Rey, es uno más de los cientos de minados que en Castilla-La Mancha y
Andalucía, comprenden el patrimonio histórico-arqueológico de las antiguas explotaciones
mineras de yeso especular que se llevaron a cabo en época romana en España.
La mina de la Mora Encantada por sus peculiares características, posibilidades y facilidad de
acceso a su interior, tras su investigación y estudio, se perfiló como una buena alternativa de
difusión y didáctica donde hacer llegar al público en general, la exhibición del lugar y de su
ámbito subterráneo como escenario ideal desde donde poder divulgar y mostrar in situ tanto
las generalidades de la minería romana del yeso cristalizado, como las particularidades
concretas de esta mina.
La intervención sistemática de arqueología y exploración de la cavidad, abrió y dio paso a una
dinámica de habilitación turística del minado, que persigue tras las diversas actuaciones de
mejora y acondicionamiento realizadas en el mismo, la posibilidad de su puesta en valor
como recurso turístico de la zona, aprovechando su atractivo y proyección como espacio
subterráneo donde se conjugan patrimonialmente su riqueza geológica y minera, junto a los
valores medioambientales, históricos y arqueológicos de esta singular mina romana.
Palabras clave: Arqueología, lapis specularis, mina romana, patrimonio minero, recurso
turístico.
The reactivation of the lapis specularis roman mine “La Mora Encantada” – in
Torrejoncillo del Rey (Cuenca. Spain) as a patrimonial and touristic good
ABSTRACT
The lapis specularis roman mine “La Mora Encantada” in Torrejoncillo del Rey (Cuenca.
Spain) is one of the hundreds mines in Castilla_La Mancha and Andalucia which have the old
translucent gypsum mines from the roman times, as -271- a historical and archaeological
heritage.
After research and due to its characteristics and easy access “La Mora Encantada” mine, was
identified as an appropriate alternative to be shown to the general public. The display of the
underground sphere is the ideal setting to show “in situ” the characteristics of crystallized
gypsum in a roman mine as well as the specific features of this mine.
This singular roman mine combines mining, geological and heritage wealth with
environmental, historical and archaeological values. The cavity exploration and the
archaeological works made in a systematic way have permitted the touristic fitting out of this
mine. In addition, a variety of improvements have been made that add value to this area as a
touristic resource, thanks to its attractiveness and projection as an underground space.
Keywords: Archaeology, lapis specularis, mining heritage, roman mine, touristic resource.
Introducción y antecedentes históricos de un descubrimiento
La mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada, se localiza en la actual
comunidad autónoma de Castilla-La Mancha, en su provincia de Cuenca y en el término
municipal de Torrejoncillo del Rey. El minado, se halla aproximadamente a algo más de un
kilómetro de la población, en una ligera elevación conocida con el topónimo de cerro o cueva
de La Mora Encanta, lugar donde la tradición popular, sitúa uno más de los vestigios
relacionados con las leyendas qué sobre “encantadas”, tienen como protagonistas del paisaje a
cuevas y antiguas piedras de nuestras tierras.
Figura 1. Cerro de La Mora Encantada en Torrejoncillo del Rey (Cuenca). (Fotografía de Roberto F. García)
El fenómeno de las moras encantadas, forma parte del ideario colectivo del pueblo llano para
identificar los lugares propios donde la tradición oral, sitúa episodios del pasado envueltos en
-272- fantasiosos y mágicos relatos. La geografía española e incluso europea, está salpicada
de numerosos parajes que con este nombre, aluden a misteriosas moradas de princesas
encantadas y fábulas con moras hechizadas que esperan el solsticio del verano y su ritual de
las hogueras para manifestarse. Durante siglos, el mito de las apariciones y encantamientos se
ha mantenido en la memoria colectiva como dogma de fe de generación en generación,
magnificado por las creencias aldeanas de lo que no se comprende pero se intuye en
importancia. De manera que los entornos de cuevas y cerros arqueológicos, se convierten a
veces por voz del pueblo en escenarios misteriosos donde sucesos históricos e inexplicables
de nuestro pasado, son por arraigo y trayectoria objeto de seductora atención y especial
relevancia local.
Las leyendas de las encantadas a modo de cuento y folklore universal, se asemejan en cuanto
a su contenido en versiones e ideal narrativo, pese a incluso mediar en distancia miles de
kilómetros de separación entre los lugares que concurren con manifestaciones de igual índole
y nominación. En el caso que nos ocupa y en lo que respecta a nuestra Mora Encantada, el
episodio objeto de leyenda se concreta a modo de ritual, en la aparición en el cerro en las
noches de San Juan (momento temporal), de una princesa mora de cautivadora y singular
belleza que peina sus cabellos con un peine de oro mientras se mira en un espejo. Al paseante
que la sorprende en el lugar, lo deja allí encantado o recompensado en función de que acierte
o no, un enigmático acertijo premiado en su posible resolución con su persona y con las
riquezas de la cueva secreta en la que la mora habita.
Si bien actualmente la ciencia se impone a la leyenda, en ocasiones en su trayectoria, historia
y tradición se entrecruzan y solapan con el tiempo, entremezclando datos y sucesos que hacen
del mito de los siglos incluso un destino que trasmuta y que continúa fraguando las leyendas.
La fabulación popular, hizo que a mediados del siglo pasado en la década de los años
cincuenta, un vecino del pueblo de nombre Pedro Morales Orozco, atraído por el lugar
mágico y por las historias que del cerro de La Mora se contaban, iniciara una excavación con
objeto de encontrar los presumibles tesoros ocultos y escondidos en las entrañas de la tierra.
Con tal fin y animado por un presagio onírico que tuvo, en el que imaginó en un sueño
encontrar una especie de ataúd de color blanco repleto de monedas de oro en el interior del
cerro de La Mora, convenció a su vecino y amigo Alfonso Feijoo López, para que le ayudara
en la tarea y búsqueda del exótico tesoro. Junto con también su futuro yerno Juan García
Teruel, comenzaron los tres a excavar en la parte superior del cerro, si bien tras un primer
intento, cambiaron su ubicación a la cota superior del montículo, donde a escasos metros sus
trabajos incidieron en un pozo minero romano colmatado desde época y en el que su paulatino
vaciado, fue dejando al descubierto las paredes regulares del mismo picadas a mano.
Animados por el hallazgo del indicio, continuaron con la iniciativa hasta llegar a los
veinticinco metros de profundidad, incidiendo en una gran cámara en las que pudieron ver en
el interior unos grandes cristales brillantes de yeso junto a infinidad de galerías que
evidenciaban el hallazgo de una gran cavidad subterránea.
Figura 2. Fotografía de 1954 en el cerro de La Mora Encantada. Juan García Teruel, Pedro Morales Orozco
y Alfonso Feijoo López. (Fotografía cortesía de la familia Morales Orozco)
La repercusión y noticia del descubrimiento de la cueva de La Mora Encantada y su
presumible tesoro por aparecer, motivo que el gobernador civil de la provincia ordenara que
varias -273- dotaciones de la guardia civil de la misma, se personaran en la mina para
confiscar e incautar la posible fortuna a encontrar. Al igual que los periódicos locales y
nacionales del momento, editaron e imprimieron las portadas de sus diarios dando cuenta de
la peculiar ciudad subterránea aparecida en Torrejoncillo del Rey.
Con el hallazgo de la Mora Encantada, autoridades políticas e investigadores provinciales de
la época, se personaron en la localidad atraídos por la noticia del críptico descubrimiento.
Entre ellos, D. Gaspar de la Chica Cassinello comisario provincial de excavaciones en Jaén y
director de las excavaciones arqueológicas de la cercana ciudad hispanorromana de
Segóbriga. Gaspar de la Chica, identificó la cavidad cómo uno más de los minados conocidos
de la zona relacionados con las explotaciones de yeso especular que los romanos explotaron
en el territorio y exploró conjuntamente la mina con Pedro Morales, realizando unos croquis
de la misma y recogiendo algunos materiales arqueológicos aparecidos en su interior.
La expectación inicial y la atención que supuso el descubrimiento de la cavidad, con el paso
del tiempo fue derivando en la lógica falta de interés e indiferencia ante la ausencia de la
aparición del supuesto tesoro. Solamente Pedro Morales, con fe inquebrantable en su vaticinio
de fortuna, continuó en pos de su búsqueda de riquezas hasta prácticamente el fin de sus días.
Sus rebuscas y desescombres en el interior de la mina, aún hoy son visibles, de manera que es
difícil encontrar una galería que no presente signos de haber sido parcialmente horadada o
sometida a elementales sondeos en pos del pretendido ataúd de monedas de oro.
La mina pasó así con el tiempo a ser un elemento más del entorno y paisaje del pueblo,
citándose ocasionalmente en algunas publicaciones como un indicio más de la minería
romana de espejuelo de la zona, sin mediar ningún tipo de investigación arqueológica o
estudio serio de la misma, quedando sólo como atracción curiosa para propios y extraños. -274-Figura 3. Vista desde el interior del pozo minero romano de extracción vaciado en su desescombro por Pedro
Morales Orozco y con el que se descubrió La Mora Encantada. (Fotografía de Roberto F. García)
La minería del lapis specularis y los trabajos arqueológicos en La Mora Encantada
Desde el año 2003, se inició el estudio de la mina de La Mora Encantada dentro del marco del
proyecto Cien mil pasos alrededor de Segóbriga, que investiga la minería romana del lapis
specularis. El proyecto sobre esta singular minería, se desarrolla en las actuales provincias
españolas de Cuenca y Toledo en Castilla-La Mancha, así como en la provincia de Almería en
Andalucía.
La minería del lapis specularis se llevó a cabo en los siglos I y II d. C., durante el periodo
Altoimperial romano. Los textos clásicos de la época, nos informan de los lugares del orbe
romano donde se llevaron a cabo y desarrollaron este tipo de explotaciones lapídeas. Junto
con las hispanas, otros sitios del Imperio como Italia (zona de Bolonia), Sicilia, África, Chipre
y Capadocia fueron igualmente cotos mineros del yeso selenítico. Si bien, la piedra especular
hispana, era según los autores clásicos la de mayor calidad y el lugar más importante en
producción y número de explotaciones de todas las de la época.
El naturalista romano Plinio el Viejo, sitúa el mayor coto minero en un área geográfica en
torno a la ciudad hispanorromana de Segóbriga, adscribiendo el lugar de las explotaciones a
un espacio de cien mil pasos alrededor de la ciudad (± 160 kilómetros), de donde se extraían
los megacritales de yeso especular. Esta piedra especular o lapis specularis, no deja de ser
una -275- variedad mineralógica del yeso (sulfato cálcico dihidratado: CaSO
4·2H
2
O),
denominada como yeso selenítico o selenita. Recurso minero que se encuentra en la
naturaleza bajo tierra, en filones de gran pureza y transparencia dentro de otros yesos
estratificados y microcristalinos que hacen de roca caja. Su configuración cristalina y laminar,
permite su fácil tratamiento y exfoliación en láminas transparentes, de manera que éstas,
fueron utilizadas por los romanos principalmente como cristal o cierre de ventanales entre
otros usos.
La investigación y los trabajos llevados a cabo hasta ahora principalmente en el distrito
minero de Castilla-La Mancha, ha permitido confirmar la extensión e importancia de las
explotaciones. Donde la consecuencia más significativa del desarrollo de esta minería del
lapis specularis, sería la existencia y organización de una serie de complejos mineros
romanos distribuidos por el territorio en el que se desarrollaron las explotaciones, así como el
propio tratamiento del mineral. En base a ésta minería y su contexto asociado, se articularía el
territorio y también el importante poblamiento asentado en la zona, de manera que la mayoría
de la población de la región en ésta época, estaría implicada de una manera u otra en los
trabajos y en la logística necesaria para el funcionamiento de la industria minera.
Las prospecciones y trabajos arqueológicos realizados en la región de Castilla-La Mancha,
computan un inventario de unos veinticinco complejos mineros de lapis specularis, en el que
-276- el término municipal de Torrejoncillo del Rey, en donde se engloba la mina de La Mora
Encantada, cuenta con dos complejos mineros o grupos de minas. Uno de ellos se localiza en
la pedanía de Horcajada de la Torre (TR.HT), en una zona montuosa junto a la antigua
carretera que se dirige a la localidad de Naharros. Este complejo, lo compone un único
minado descubierto en el año 2007, al realizarse las obras de infraestructura del Ave Cuenca-Madrid a su paso por la localidad. El otro complejo minero en el que se incluye y al que
pertenece la Mora Encantada, lleva el nombre genérico de Torrejoncillo del Rey (TR),
localizándose al oeste del núcleo poblacional de Torrejoncillo. El complejo minero de
Torrejoncillo del Rey, contabiliza un total de diez minados más y dos centros de
procesamiento de mineral asociados (A y B). Varias de las minas de este complejo, fueron
igualmente destruidas por las obras del Ave y de la Autovía de reciente construcción.
Figura 4. Sala principal de la mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada (Fotografía de José
Martínez Hernández)
Con respecto a la Mora Encantada, inventariada como TR-1, es el mayor minado del
complejo, con cerca de un kilómetro de desarrollo interior, siendo accesible su ámbito
subterráneo y contando con tres niveles o pisos de explotación. El último nivel de la mina, se
desarrolla por debajo del freático del cercano río Cigüela, con lo que en invierno, sus galerías
más profundas suelen estar inundadas y cubiertas por las aguas. Sin duda su explotación en
época romana, necesitó de un sistema de evacuación y achique del agua para poder continuar
en profundidad y evitar que se anegaran las instalaciones y zonas de trabajo.
En el exterior de la mina, se sitúan dos pozos mineros de extracción y un acceso horizontal
por los que los mineros romanos accedían al minal. Al igual que en otros minados, su área
inmediata cuenta con los restos arqueológicos de un centro de procesamiento y
almacenamiento del mineral, así como con una zona metalúrgica donde se preparaba,
reparaba y se ponía a punto el instrumental metálico necesario para el trabajo en la mina, Los
restos de una serie de hornos de cocción de yeso ya de época moderna y contemporánea,
evidencian el tratamiento que también en época romana se sometía al yeso para la obtención
de yeso de fragua y escayolas como subproducto de la producción minera del espejuelo.
El registro arqueológico asociado a la mina, establece una cronología de actividad del siglo I
y II de nuestra Era, donde entre los restos materiales más destacables se encuentran cerámicas
terra sigillatas, junto con abundantes restos anfóricos y grandes dolias, además de la habitual
cerámica común y escombreras de estériles de espejuelo, con placas trabajadas de lapis
specularis que muestran signos de haber sido seccionadas y cortadas con sierra.
El interior. La topografía de la mina
Entre las tareas a abordar al iniciar el estudio de la cavidad, se encuentra su levantamiento
topográfico que debemos, siendo rigurosos, acometer en dos fases complementarias. Una
primera dedicada a la exploración, lo más competa posible, para una vez concluida poder
reflejar ese espacio en una planimetría precisa y fiable. Así, de este modo, de la Mora
Encantada obtuvimos su morfología y singularidades, pudiendo determinar aspectos
cuantitativos como cotas, extensiones o volúmenes propios. En definitiva, las características
que singularizan el espacio objeto de nuestro estudio. Este trabajo se mostrará como una
herramienta imprescindible -277- para planificar futuras actuaciones dentro del minado en el
marco de su adecuación museística. Pues en él podremos incluir todo aspecto que sea
necesario añadir o reflejar, permitiéndonos obtener después íntegramente, la información
referida a infraestructuras de servicio (cableados, iluminación, luces de emergencia, puntos de
agua, instalaciones en general...), o cuestiones tales como la ubicación más adecuada de las
estaciones de monitorización y medición de los parámetros ambientales de la mina o diseñar
por ejemplo su plan de emergencias.
Figura 5. Excavación y apertura del Pozo-2 en la mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada de
Torrejoncillo del Rey (Cuenca). (Fotografía de Juan Carlos Guisado di Monti)
En el caso que nos ocupa, acometer esta tarea implicó una dificultad añadida dadas las muy
especiales características físicas inherentes a una mina de lapis specularis. Pues a las ya
hostiles que son propias del medio subterráneo como la oscuridad absoluta, lugares
inundados, barro o humedad próxima a la saturación, hemos de añadir las específicas de estos
minados como el polvo en suspensión, muy abundante en las zonas secas, el trazado
laberíntico de la galerías o, en muchos casos, el exiguo espacio por el que hemos de
progresar. Por todo lo cual, se hizo imprescindible adecuar un protocolo de trabajo adaptado a
estas peculiaridades, pues el uso de cualquier aparato topográfico habitual fue sencillamente,
por pura imposibilidad física y espacial imposible.
Para ello, primero debimos desarrollar un equipo de medida que pudiera adaptarse a estas -278- especiales condiciones, en concreto a los espacios reducidos, y que ofreciera al mismo
tiempo las suficientes garantías de éxito en cuanto a fiabilidad y calidad de resultados. En esta
línea los ángulos horizontales se tomaron con una brújula de visor prismático con precisión de
0,5º (Silva Sight Master), a la que integramos un nivel de burbuja para su equilibrado así
como también un láser alineado con el eje del aparato para precisar su correcto centrado sobre
la estación topográfica. Los ángulos verticales fueron medidos mediante un clinómetro (Silva
Clino Master), alineado con su respectivo láser a la par que con la brújula. Todo el conjunto
se montó sobre un trípode fotográfico de pequeño formato, completándose el Low-tech con
un jalón telescópico en la estación de destino sobre el que se hacía puntería con el láser del
clinómetro. Las distancias se tomaron con un telémetro láser (Leica A2).
Este equipo se mostró muy fiable dadas las circunstancias antes descritas. En este sentido,
para asegurar la precisión del trabajo, fuimos comprobando su grado de acierto cerrando las
poligonales obtenidas tantas veces como el trazado de las galerías lo permitían. En la Mora
Encantada, obtuvimos 32 cierres de poligonal con un error medio de tan sólo un 0,37 %.
Establecimos un total de 415 estaciones topográficas, a una media aproximada de 2,60 m
entre estaciones, lo que nos ofrece sin duda una idea del trazado intrincado y laberíntico de la
cavidad. En cada estación se tomó con respecto a su siguiente inmediata la distancia, rumbo e
inclinación, el ancho a derecha e izquierda y el alto en dos puntos diferentes, así como la
altura de aparato. En total 10 medidas por estación, un total de 4150 datos para toda el
minado. Todos los datos e información, se cargaron y trataron en la aplicación informática de
topografía espeleológica (Visual Topo), capaz de generar en prestaciones alzados y plantas así
como un modelo en 3D de la cavidad. Para averiguar el espesor de roca se calculó la malla del
terreno sobre la mina, generando un modelo de elevación digital con puntos de elevación cada
5 metros. Por último, los planos finales se trazaron utilizando un programa de dibujo vectorial
lo que permitirá después, si fuera necesario, ampliar, añadir o modificar cualquier aspecto que
se desee plasmar en el documento.
La mina conserva tres entradas abiertas: dos pozos, uno de 27 m de longitud y próximo a éste
un segundo de 17 m, ambos de sección rectangular, que junto con un tercer acceso al norte de
la cavidad que se abre por medio de rampas y escalones, convergen todos ellos en distintos
puntos del mismo espacio (sala de Pedro Morales). La sala de un tamaño considerable para lo
que conocemos en este tipo de minería (25x30m), y con un volumen aproximado de 2.200 m3
sin apenas apoyos o claves, se encuentra basculada fuertemente hacia el sur y parcialmente
hundida en su sector oeste. A modo de centro de distribución, de diferentes puntos de ella,
parte una complicada y laberíntica red de galerías de trazado generalmente rectilíneo
entrecruzadas en disposición reticular que discurren rodeándola o bien debajo de la misma. El
acceso al nivel inferior hoy sólo es practicable desde la sala principal. Pero no fue
originalmente el único, pues podemos encontrar evidencias de otros conductos de nexo entre
las galerías y la sala, actualmente completamente colapsados. Estos puntos de unión, junto a
los posibles pasadizos o contrapozos a los que se pudiera acceder desde ellos, representan, es
probable, las escasas opciones de continuidad que ofrece la mina, exhaustivamente explorada
ya por su descubridor durante años tras su posible hallazgo. Temporalmente en coincidencia
con periodos muy lluviosos, estos niveles inferiores pueden llegar a inundarse hasta el
extremo en algunos puntos, de permanecer completamente sumergidos. Actualmente hemos -279- podido documentar un desarrollo topografiado de 1.089 m, encontrándose con respecto
al acceso más elevado (cabecera del pozo de 20 m) su punto más profundo a - 38 m en el piso
inferior que discurre bajo la sala principal.
Figura 6. Topografía de la mina romana de lapis specularis de La Mor
La habilitación turística de la Mora Encantada
Junto con los trabajos arqueológicos que empezaron a desarrollarse en la Mora
Encantada y dadas las características y facilidad tanto de acceso,
de la mina, sobre todo en el primer nivel
el minado como un activo cultural, es
reportaje fotográfico, televisivo o enseñar
minas, la mina de la Mora Encantada era la primera elegida por su comodidad y
representatividad en la variedad de elementos tanto geológicos, medioambientales y de
contenido técnico minero y arqueológico
Este potencial y su relativa facilidad de exhibición, hizo que la mina fuera seleccionada para
su posible gestión turística y puesta en valor junto a
minero del lapis specularis de la región
y al desarrollo de las comarcas en que se sitúan las minas.
Consecuentemente con esta idea de difusión sociocultural y de la posible rentab
-280- que son las minas, se plante
recuperación patrimonial del yacimiento arqueológico para que éste se fuera acondicionando
para un uso turístico. De manera que cualquier interven
desde entonces, se complementa
o que ayude a ir habilitando y mejorando la mina para su adecuación turística.
Hasta que se lleve a cabo una futura
haciendo visitas organizadas y programadas con instituciones, estudiantes, grupos
profesionales de colectivos, etc. A
vecinos de la zona y la comarca, con objeto de darla a conocer e ir creando expectativas
grado positivo sobre la importancia y repercusión que supondría contar con tan interesante
recurso como activo cultural y económico.
Figura 6. Topografía de la mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada. (Dibujo y topografía
Fernando Villaverde Mora)
bilitación turística de la Mora Encantada
nto con los trabajos arqueológicos que empezaron a desarrollarse en la Mora
Encantada y dadas las características y facilidad tanto de acceso, como del recorrido interior
sobre todo en el primer nivel de la cavidad, fue cobrando fuerza la idea de utilizar
minado como un activo cultural, especialmente cuando cada vez que había que hacer un
reportaje fotográfico, televisivo o enseñar el trabajo técnico que se viene desempeñando en las
minas, la mina de la Mora Encantada era la primera elegida por su comodidad y
representatividad en la variedad de elementos tanto geológicos, medioambientales y de
y arqueológico, que en la mina pueden observarse.
Este potencial y su relativa facilidad de exhibición, hizo que la mina fuera seleccionada para
su posible gestión turística y puesta en valor junto a otros elementos del patrimonio histórico
de la región, con los que se pretende contribuir a la dinamización
y al desarrollo de las comarcas en que se sitúan las minas.
Consecuentemente con esta idea de difusión sociocultural y de la posible rentab
se planteó una línea de trabajo encaminada a la proyección y a la
del yacimiento arqueológico para que éste se fuera acondicionando
. De manera que cualquier intervención realizada en La Mora Encantada
e complementa con la posibilidad de aplicar una actuación de difusión social
a ir habilitando y mejorando la mina para su adecuación turística.
que se lleve a cabo una futura apertura oficial y su gestión, en la mina se han ido
visitas organizadas y programadas con instituciones, estudiantes, grupos
etc. Al igual que se realizan jornadas de puertas abiertas con
de la zona y la comarca, con objeto de darla a conocer e ir creando expectativas
sobre la importancia y repercusión que supondría contar con tan interesante
recurso como activo cultural y económico.
Encantada. (Dibujo y topografía de
nto con los trabajos arqueológicos que empezaron a desarrollarse en la Mora
como del recorrido interior
ue cobrando fuerza la idea de utilizar
pecialmente cuando cada vez que había que hacer un
el trabajo técnico que se viene desempeñando en las
minas, la mina de la Mora Encantada era la primera elegida por su comodidad y
representatividad en la variedad de elementos tanto geológicos, medioambientales y de
que en la mina pueden observarse.
Este potencial y su relativa facilidad de exhibición, hizo que la mina fuera seleccionada para
otros elementos del patrimonio histórico
con los que se pretende contribuir a la dinamización
Consecuentemente con esta idea de difusión sociocultural y de la posible rentabilidad pública
ó una línea de trabajo encaminada a la proyección y a la
del yacimiento arqueológico para que éste se fuera acondicionando
ción realizada en La Mora Encantada
con la posibilidad de aplicar una actuación de difusión social
a ir habilitando y mejorando la mina para su adecuación turística.
, en la mina se han ido
visitas organizadas y programadas con instituciones, estudiantes, grupos
jornadas de puertas abiertas con
de la zona y la comarca, con objeto de darla a conocer e ir creando expectativas en
sobre la importancia y repercusión que supondría contar con tan interesante
El interior minero
El inicio de la explotación y los trabajos arqueológicos en la mina, sobre todo al realizarse la
topografía y la toma de datos de la cavidad, evidenció que varías zonas de la misma y
especialmente su primer nivel, mantenían un alto grado de deterioro, al acumularse los restos
de basuras y desperdicios en la áreas internas próximas a los dos pozos y a la entrada de la
mina. Así como una importante acumulación de sedimentos y colmataciones de elementos
provenientes del exterior (piedras y vegetación), que distorsionaban y alteraban estéticamente
la morfología y la estructura física del minado.
Especialmente significativa, fue la dispersión y acumulación que había en la cavidad de un
gran número de aparatos de telefonía, que presuntamente habían sido robados de la empresa
Telefónica y qué ante su deterioro, imposibilidad de darles salida u otros motivos, se
deshicieron de ellos trasladándolos hasta allí y arrojándolos por el pozo principal de la mina.
Su dispersión y arrastre por la cavidad, hizo que restos de algunos de ellos, con el tiempo,
llegaran a aparecer incluso en el tercer nivel de la explotación minera.
Igualmente en función de su mejor o peor accesibilidad, paredes y techos, así como los
cristales de yeso de la mina, mantenían ciertos niveles de degradación, con agresiones del tipo
de pintadas, ralladuras y zonas ahumadas producto éstas últimas de las fogatas y hogueras que
se hicieron en su interior. Algunos cristales (particularmente los más evidentes), presentaban
también grafitis e incisiones recientes con objeto de dejar constancia del paso de sus autores o
de mensajes grabados de mejor o peor gusto.
Una vez establecidas las áreas deterioradas y evaluadas los distintos tipos de agresiones e
incidencias localizadas, se procedió a la limpieza de la cavidad y a la retirada de desechos y
elementos ajenos al contexto geológico y arqueológico de la mina. De manera que la misma,
se fue adecuando a la imagen que probablemente presentaba y tendría cuando estaba
históricamente en activo.
En la adecuación practicada en el interior, una de las primeras actuaciones que se llevaron a -281- cabo, fue habilitar la zona de entrada a la mina que, hasta su limpieza y excavación,
consistía en una rampa descendiente producto de la acumulación de estériles y que en su
recorrido, presentaba cierta inestabilidad y peligro. Con el saneamiento y adaptación de la
bajada de ingreso a la cavidad, apareció como piso de la misma, una escalera original romana
tallada en la propia roca, que actualmente facilita un acceso seguro con el valor añadido de
utilizar el mismo medio y sistema que emplearon los mineros romanos para entrar a la mina.
Unas jornadas culturales sobre la Mora Encantada llevadas a cabo entonces en la localidad
por el equipo de investigación y subvencionadas por la Diputación de Cuenca, permitieron
sufragar los gastos de una puerta con rejas metálicas para controlar el acceso y dotar también
de la necesaria seguridad a las instalaciones.
Igualmente, se proyectó y diseño un recorrido turístico interno por la mina, en un vial circular
que discurre por la sala principal y por el segundo nivel. Este espacio subterráneo accesible
para el público visitante, se seleccionó por su facilidad de trayecto y se habilitó rebajando y
adecuando los pasos y las alturas de las galerías, de manera que el tránsito fuera lo más
realizable y cómodo posible para los visitantes. Si bien, en todo momento, los criterios de
conservación y morfología original de la cavidad como patrimonio arqueológico y minero, se
han mantenido y tenido en cuenta en aras de preservar la realidad y autenticidad del ámbito
minero. En todo el recorrido visitable, se practicó una geotecnia (con resultado positivo), para
garantizar la seguridad de los visitantes junto con la estabilidad estructural del minado.
El circuito turístico de la mina, se complementó con balizamientos de seguridad y con carteles
interpretativos e informativos en los distintos puntos del recorrido que se estimó adecuado
resaltar y acompañar de información. La selección de los espacios en donde se ubicaron los
paneles y carteles, coinciden con las zonas donde pueden contemplarse los sistemas y técnicas
del laboreo que se practicaban en la mina, al igual que en puntos que presenten
principalmente elementos o áreas de interés geológico, histórico y medioambiental.
Por último, y dentro de la iniciativa de desarrollo comunitario interregional “El Cristal de
Hispania”, dotado con fondos europeos Proder-2. El grupo de acción local de la región
CEDER-Alcarria conquense, llevó a cabo una actuación consistente en la iluminación
eléctrica y lumínica del interior, como fase previa y necesaria para la consecución turística de
la mina. En la intervención, se instalaron dispositivos leds que junto a su mayor duración y
eficacia gracias a la utilización de luz fría, permiten controlar y minimizar en parte la
proliferación de microorganismos y especialmente el llamado “mal verde”, verdadero
enemigo de las cavidades turísticas.
Figura 7. Iluminación interior de la Sala Pedro Morales en la mina romana de lapis specularis de La Mora
Encantada de Torrejoncillo del Rey (Cuenca). (Fotografía de Ricardo del Olmo Muñoz)
El exterior
En el cerro de la Mora Encantada, con financiación de la Consejería de Industria de la JCCM
(Dirección General de Energías y Minas), se abordó un proyecto de seguridad minera y
adecuación medioambiental del exterior y entorno de la mina. En el que se efectuó una
limpieza de basuras y resto, así como la retirada de escombros piedras y un saneamiento de
rocas sueltas que había en el talud del cerro y sobre la zona que da a la entrada de la mina. -282-Igualmente, se llevo a cabo la construcción de un murete perimetral con verja metálica y
puerta de dos hojas en el pozo superior y principal. El mencionado pozo, sólo estaba señalado
con algunas balas de paja y representaba para la zona un grave problema de seguridad, ya que
el mismo tiene una caída de más de veinte metros y su vano, antes de su cubrición, era de
unos tres por dos metros. La actuación de seguridad minera permitió la habilitación ambiental
del área de superficie de la mina con su limpieza y retirada de zonas inestables, así como con
el cierre de obra con verja se pudo asegurar lo que a todas luces, era una peligrosa trampa para
los que hasta a la mina se acercaban.
El segundo pozo de la mina, también fue protegido con una valla metálica y al encontrarse
colmatado (sólo por un tapón en superficie), significaba un problema de seguridad tanto en el
interior como en el exterior de la mina. En un primer momento, se intentó abrir con maquina
mecánica hasta que el brazo de la pala excavadora que se utilizó no pudo, al ser imposible
acercarse más y seguir profundizando. Por lo que los tres metros últimos de colmatación que
aún tenía el pozo para su liberación, tuvieron que desescombrarse a mano en una arriesgada y
dificultosa extracción de tierra. Se pretende igualmente que su despeje y apertura, sirva
también como posible futura salida de emergencias o alternativa a la misma, por lo de contar
con más de una salida al exterior desde dentro de la mina.
También en el pozo principal y con medios propios de la asociación lapis specularis, se
instaló -283- la recreación de un torno romano de época a escala real, como ficticio de
recreación histórica en copia idéntica a los tornos romanos encontrados y recuperados en las
minas portuguesas de Aljustrel, que son de la misma época. El torno y su emboquille en
madera, se exhiben como ejemplo didáctico de la instalación y del funcionamiento del sistema
de extracción del mineral, que utilizaron los mineros romanos en las minas de lapis
specularis.
Figura 8. Torno minero romano de extracción reconstruido como recurso de recreación histórica en el pozo
principal de La Mora Encantada. (Fotografía Juan Carlos Guisado di Monti)
Adenda
La mina romana de lapis specularis de La Mora Encantada es hoy en día uno más de los
asociados de ACTE, en la idea de que la actividad turística de una cavidad, debe de
gestionarse y coordinarse sin duda también desde la integración en un colectivo común y
dentro de un sector tan importante como en España es la representación profesional de las
cuevas turísticas.
La Mora Encantada aún en proceso de habilitación y pendiente de su modelo de gestión, es
uno de los mejores ejemplos por sus características de minería subterránea llevada a cabo en
época romana en España. Su buen estado de conservación, junto a sus abundantes recursos
geológicos, medio ambientales y arqueológico-mineros, supondría poder contar mediante su
conveniente proceso de musealización y adecuación turística, con un activo cultural de primer
orden que en un futuro próximo, esperamos pueda convertirse en una más de las cavidades
visitables e imprescindibles de nuestro patrimonio y panorama subterráneo. -284-Bibliografía
Balsalobre González, J. 1996. Torrejoncillo del Rey. El presente y su pasado, Barcelona.
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sobre Minería y Metalurgia Antiguas en el Sudoeste Europeo, Madrid, 243-254.
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Historia Natural n. º 4, Madrid, 52-59.
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1996-2002, Salamanca, 245-256.
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R. Jordá Bordehore 2010. Aproximación al estudio de la estabilidad geotécnica de los
minados romanos de lapis specularis con vistas a su aprovechamiento turístico: La mina
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desarrollo local sostenible, Huelva, 737-747.
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la Camareta. Antigüedad y Cristianismo 10, Murcia, 479-485.
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Cuenca.
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