A mi Patrona
Hermosa Virgen de Urbanos,
Madre y excelsa Patrona,
todos tus hijos te quieren
porque nunca te abandonan.
Ahí te llevan en el pecho,
prendida como una flor
y te cantan las plegarias
que brotan del corazón.
Por las mañanas yo salgo
por las orillas del río
para recoger las flores
regadas con el rocío.
Para llevártelas, Madre,
con alegría y amor,
para quitarme la espina
en el corazón.
De no poderte ofrecer
todo lo que te mereces
porque Tú eres, Madre mía,
el rosal que más florece.
Porque a Ti, Madre querida,
te aclama Torrejoncillo
para celebrar las fiestas
con alegría y cariño.
Y llevarte en romería,
camino de Arrabal,
a donde todas las flores
te saldrán a venerar.
Como la pura azucena,
en el borde del camino,
y la alondra mañanera,
yo quisiera estar contigo.
Para caminar volando
y postrarme ante tu altar
y colocarte las flores
que el mes de mayo nos da.
Y colocártelas todas
al pie de tu pedestal
donde todos tus hijos
te vienen a venerar.
Y a pedirte protección,
de paz, amor y cobijo,
eso es lo que todos quieren
y te lo piden tus hijos.
Alondras y ruiseñores
a tu camino saldrán
y con sus alegres trinos
tu camino alegrarán.
Hasta llegar a tu Ermita,
donde estarás triunfal,
y donde todos tus hijos
te iremos a venerar.
Adiós, flor de primavera,
ya me despido de Ti,
hasta otro año, Madre mía,
que vayamos a por Ti.
Autor: Julián Prieto Díaz
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